Mientras las velitas se iban derritiendo, los bailarines pasaron y los aplausos combinaron con la música.
En el desfile de Mitos y leyendas había espacio para todo: por un lado disfrutar de los colores, los disfraces y las leyendas, y por el otro, no dejar de celebrar el siete de diciembre.
“Queríamos integrar lo que significa el juego y la unión con la familia y habíamos comprado las velitas para la casa, pero dijimos que lo podíamos hacer acá si el viento nos dejaba y nos dejó”, explica Orlando Dávila, uno de los muchos espectadores que, mientras veía pasar los disfraces, no dejaba de echarle ojito a las velas.
Y el viento y la noche también se la jugó por el desfile que hizo un juego casi perfecto con las luces de colores de la Avenida La Playa.
Dice la leyenda: “El dios del Fuego no lo comparte, por eso todas las hadas tratamos de robarlo para poder vivir”, cuenta Lina Andrea Giraldo, una hada que dejó de bailar para explicarlo.
Por los mitos y las leyendas pasaron brujas, la diosa del espejo, Madrerío, Nemtatacoa, Las Amazonas y hasta la Pelona Loca. La muerte se dejó ver con una sonrisa pícara y unas pelucas como las púas de los puercuespines, llena de color. Bien, y salvo quitar risas, no hizo nada más.
Un desfile lleno de mitos, de leyendas y como dijo ella que vestida de muerte salió corriendo sin decir el nombre: “se siente una energía única. Esto no pasa todos los días”.
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