Con la publicación del libro "La infancia de Jesús", el Papa cumple el anhelo que tuvo desde hace años atrás de publicar una trilogía sobre Jesús de Nazaret.
Este libro -lo leí de un tirón, ¡es magnífico…- resulta ideal para ir calentando nuestro espíritu y entender que Navidad significa celebrar el momento sublime en el que la voluntad divina y humana se unen cuando Dios quiso encarnarse en el seno de María: "Llama a la puerta de María. Necesita la libertad humana. No puede redimir al hombre, creado libre, sin un ‘sí’ libre a su voluntad", dice el Papa.
Un libro que destaca la obediencia, prudencia y justicia de José, quien en principio decide "repudiarla en secreto" (Mt. 1, 19) y más adelante, tras el anuncio del ángel, la toma como esposa y a Jesús como su hijo adoptivo. Actúa con prontitud cuando tiene que huir a Egipto, por el peligro de la matanza a los inocentes y recibe los designios de Dios con aplomo y prudencia.
Ratzinger en este libro destaca a los pastorcitos. Esos personajes que atendieron alegres y presurosos al anuncio del ángel. Dice que quizás su sencillez de corazón hizo que fueran los primeros en encontrar al Mesías esperado en un pesebre y adorarlo como es debido.
Resalta la piedad del anciano Simeón que encuentra a Jesús, a quien tanto esperó, cuando fue presentado en el templo y luego profetiza a María que vendrían momentos de intenso dolor en los que una espada traspasaría su corazón.
Se refiere también a los Reyes Magos, que representan a todos los hombres que buscan a Dios. Atienden al brillo de la estrella que hay en sus corazones y al encontrar a Jesús deciden cambiar de camino.
El Papa hace ver cómo el nacimiento de un Rey esperado por los siglos en un sencillo establo, confunde e irrita al rey Herodes, como también hoy sigue confundiendo a un mundo preso del confort y esclavo del poder terrenal.
Después de hondas reflexiones personales, de citar a exégetas antiguos y contemporáneos, de traer a colación varias profecías del Antiguo Testamento y de presentar algunos datos históricos comprobados, el Papa habla, a manera de epílogo, del pasaje de la pérdida y hallazgo de Jesús donde nos muestra cómo este niño, desde pequeño, se ocupa de los asuntos de su Padre celestial y de cómo la angustia de María al buscarlo, se encamina al sufrimiento que vive en su Pasión y que culmina con la alegría de la resurrección.
La Navidad es, pues, un misterio que robustece el corazón de alegría. Nos debe hacer poner la mirada en Jesús, "este hombre irrelevante y sin poder se revela como el realmente Poderoso, como aquel de quien a fin de cuentas todo depende", dice Ratzinger.
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