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¿Modelo de Reinserción o Modelo de Cooperación?

04 de noviembre de 2008
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“El que busca el saber debe empezar por aconsejarse a sí mismo y difundir después su saber. Además, hay cosas que el hombre debe aprender y practicar, entre ellas la gratitud y la de no criticar en los demás defectos que él puede tener, ya que entonces sería como un ciego que critica a otro ciego la ceguedad…”
(BÁIDABA. “Calila y Dimna, el libro del soberano y el poder”. Editorial Panamericana Bogotá D.C., Décima reimpresión, julio de 2005, página 41).

En el marco de la lógica expectativa mundial por el resultado electoral de las elecciones presidenciales en los Estados Unidos, ya que de ser el senador Obama el ganador, como seguro lo será, la historia política y electoral del imperio del Norte se romperá en 2 y el mundo confirmará que en el sistema internacional está en tránsito del mundo Unipolar al mundo Multipolar o Multilateral y las relaciones entre los países latinoamericanos y Norteamérica entrará en una nueva fase, debido a que el senador Obama describe su política internacional como de “consensos” y se sentará a consensuar, incluso, con Hugo Chávez, el demonio latinoamericano según la más pura doctrina ortodoxa gringa de los halcones de la guerra fría y del mundo unipolar cada vez más en desuso.

Pero si bien el tema de las elecciones gringas es apasionante, debemos por ética y transparencia volver al que es hoy en Medellín y Antioquia el “debate más caliente” de los últimos tiempos y es el referente a las acusaciones mutuas entre el alcalde Salazar y el ex alcalde Pérez, con respecto a la filtración de que fueron objeto sus campañas electorales a la Alcaldía de Medellín el año pasado, por acción o por omisión. Por acción si realmente fueron las campañas de los 2 candidatos de mayor votación los que buscaron el fervor y apoyo del narcoparamilitarismo y por omisión, si no contaron con los instrumentos éticos y organizativos suficientes para evitar dicha filtración. Sin embargo, cualquiera haya sido, acción u omisión, lo verdadero es que tal discusión está resquebrajando la transparencia de la pasada campaña y como efecto colateral está haciendo mucho daño  a la imagen de Medellín, tanto en el contexto regional como nacional y a ello hay que ponerle cuidado para que no se desmorone la legitimidad, tanto del proceso como del resultado electoral en sí, lo cual tendría imprevisibles repercusiones sobre la legalidad de la institucionalidad hoy en Medellín.

Y desde la columna del martes pasado demandamos que hubiera bandera blanca pero sin el tradicional tapen-tapen, ya que solamente la verdad puede garantizarnos si hubo o no ética y transparencia en la campaña del 28 de octubre del 2007 y los resultados fueron lógica conclusión o no del “fervor popular y ciudadano”. En este sentido es importante resaltar que la ciudad debe estar por encima de intereses personales o partidarios y por consiguiente se hace necesario que el mandatario gobierne con todo el acelerador, ejecute su plan de desarrollo y se rodee del mejor equipo de gobierno posible y necesario, dado que por la encrucijada que hoy se vive, lo peor sería gobernar mal y a medias. La audacia del mandatario local debe ser la de aprender a ejercer el gobierno aún en medio de este duro debate.

Talvez un poco de historia nos ayude a encontrar la verdad-verdad que estamos buscando afanosamente y, espero, altruistamente, ya que de lo contrario sería simplemente un uso y abuso de información privilegiada con mezquinos intereses personales o partidarios, que podrían, incluso, abarcar más allá de nuestro país. La historia comienza un noviembre de 2003, cuando desde Santa Fe de Ralito (donde “se refundó la patria”) se ordenó la desmovilización de lo que se llamaba bloque paramilitar Cacique Nutibara, cuya cabeza Don Berna, había logrado acabar con sus enemigos milicianos y sus ex hermanos paramilitares del Bloque Metro de Doble Cero o Rodrigo; igualmente el Cacique Nutibara había logrado lo de Pablo Escobar en su momento, es decir, controlar, utilizar y neutralizar al sinnúmero de bandas y combos armados del Valle de Aburrá, de allí que en dicha eufórica desmovilización había de todo. Desde comandantes de verdad, hasta colados de última hora, para acceder gratuitamente y de papayazo a algunas dádivas del Estado, entre ellas la más importante: limpiar la hoja delincuencial, tal vez algunos, para volver a delinquir más tranquilos y con “menos chapas” encima, normal en estas desmovilizaciones, tal como sucedió con las milicias en el año 1994.

Esta desmovilización se dio en el gobierno del ex alcalde Pérez, con euforia luego de la “exitosa Operación Orión” en la comuna 13 y con la presencia del hoy silencioso Comisionado de Paz, así como del Delegado de Reinserción también silenciado hoy y el flamante delegado de la OEA que hoy está más perdido que todos. El alcalde electo Sergio Fajardo asumió dicho proceso desde el 2004 y el resto, se supone fue de manejo; dicho proceso de desmovilización fue vendido al mundo como “exitoso y novedoso”  MODELO DE REINSERCIÓN; y se llenaron entonces páginas de prensa e imágenes de tv con dicho “exitazo”, exitazo que es hoy una completa “papa caliente” que nadie quiere tocar y de la cual nadie quiere hablar...

En este contexto histórico brevemente reseñado, yo me pregunto entonces: ¿quién mató a Job? Y concluyo, por ahora, claro está, ¿con tantos actores importantes involucrados será posible encontrar la verdad-verdad?

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