x

Pico y Placa Medellín

viernes

0 y 6 

0 y 6

Pico y Placa Medellín

jueves

1 y 7 

1 y 7

Pico y Placa Medellín

miercoles

5 y 9 

5 y 9

Pico y Placa Medellín

martes

2 y 8  

2 y 8

Pico y Placa Medellín

domingo

no

no

Pico y Placa Medellín

sabado

no

no

Pico y Placa Medellín

lunes

3 y 4  

3 y 4

Olga Elena, vida nueva a las letras

A Olga Elena Matei le quedan cortas las noches para la poesía. En agosto recibirá homenaje en Canadá.

  • Olga Elena, vida nueva a las letras | Entre sus obras están: Sílabas de arena, La gente, Huellas en el agua, Cosmofonía y 40 libros inéditos. Del 2 al 8 de agosto recibirá homenaje en un festival de poesía de Canadá. MANUEL SALDARRIAGA
    Olga Elena, vida nueva a las letras | Entre sus obras están: Sílabas de arena, La gente, Huellas en el agua, Cosmofonía y 40 libros inéditos. Del 2 al 8 de agosto recibirá homenaje en un festival de poesía de Canadá. MANUEL SALDARRIAGA
11 de mayo de 2014
bookmark

Las noches son sus días; los días, sus noches. Olga Elena Mattei vive en contravida, en un museo particular, en un museo que también es su casa, una casa en los aires, en pleno corazón de la urbe para sentir su palpitar.

Vestigios de Troya, piedras de suramérica, huevos de dinosaurio del centro de Colombia, esculturas, pinturas de artistas célebres, antigüedades que recuerdan manos ancestrales y toneladas de libros clasificados por sus temas de interés: astronomía, arqueología, historia, poesía... Son las cosas que acompañan a esta poeta. Y cuando mira por las empinadas ventanas, ve más de media ciudad convertida en una colcha arrugada y colmada de luces amarillentas, que embelesan a humanos tanto como a las mariposas, impiden la soledad y acrecientan la idea de pequeñez.

Una obsesión compulsiva, que se expresa en manías de no tolerar cuadros torcidos en las paredes, revisar que las miles de piezas que conforman su mundo no hayan sido movidas por la mujer que las sacude, aunque sea dos milímetros más allá de un centro de gravitación que ella les ha descubierto, esa obsesión, repito, ha sido cultivada desde los tiempos del bachillerato en La Enseñanza, adonde ingresó a los 12 años. Allí, las monjas amenazaban a las chicas con la pérdida de la visita de sus padres si en la hilera de blusas, alguna había quedado un poco salida con respecto a las otras y así, con todas las cosas.

"Me dañaron. Adquirí un pablov. Esa obsesión compulsión la describió el teórico ruso en sus estudios", explica ella, quien asegura que antes de esa época no padecía semejante "rayón".

Olga Elena Mattei, la gran poeta colombiana, nació en Puerto Rico, en 1933. Hija de un agrónomo isleño, especialista en caña de azúcar, quien llegó a Colombia trayendo una cepa, la cepa Mayagüez, que él había desarrollado, y de Olga Echavarría, una mujer de Medellín, nació en la Isla del Encanto porque allá vivieron sus padres. Después de pasar parte de la infancia en Venezuela, la trajeron a Medellín a los 10 años "y aquí me acabé de criar".

Noctámbula
¿Vivir de noche? Eso le devino también de su obsesión. Casada con el artista Justo Arosemena, tuvo cinco hijos en seis años y, con ese modo de ser suyo, "no los dejaba llorar por la noche. Comenzaban a llorar y no sabía por qué. Si era que habían quedado con hambre. Deseaba tener senos de cristal y que estuvieran graduados con onzas para saber cuánto debía darles. De modo que más bien me sacaba la leche y la guardaba medida para cada toma. Todo lo hacía en otro cuarto para que Justo durmiera. Después, me acostaba a las siete de la mañana, cuando tenía quién siguiera cuidándolos". Cuenta que ha visitado a 13 neurólogos y ninguno ha conseguido voltearle el sueño.

"Admiro al último. Me dice que temo a la muerte y yo le digo: no. Y ¿sabes por qué?. Dime: ¿a ti te importa el tiempo que hubo antes de tu nacimiento? ¿No? Por qué, entonces, te va a doler el que siga sin ti, si tampoco existes más". Aunque añade: "de pronto, la diferencia esté en que el alma siga existiendo, si es que hay vida eterna".

Elegante, amable, entusiasta con los asuntos del arte. Bella. Una de las mejores poetas colombianas. Así se expresan todos de Olga Elena Mattei, la escritora que murió y resucitó en febrero pasado, víctima de un infarto. No solo murió en el quirófano. Alcanzó a morir también en algunos periódicos y en los comentarios de algunos amigos cercanos. Pero a los 50 minutos lograron revivirla en la misma sala de cirugía y en los periódicos y en los comentarios de los amigos. Después, en un recital "deliberadamente largo", en la Biblioteca Piloto, ella habría de contar la experiencia.

Su poesía es muy importante —señala Juan Diego Mejía, el autor de El cine era mejor que la vida—. Es fuerte y crítica de la sociedad y de su época. Pero más que su poesía, añade, fue fundamental en los años 50, rompiendo con el rol de la mujer, que hasta ese momento tenía su lugar en la casa, en los salones de té, y se atrevió a escribir poesía, a pesar de los ataques que recibía. Era algo así como lo que hicieron otras mujeres de su época, como Débora Arango, que rompieron tradiciones y dignificaron el papel de la mujer. "El poema de ella que más me gusta es ese que dice:

Yo soy una señora burguesa/ con la barriga inflada/y escribo poesías/ con dolor de garganta./ He sido/ niña prodigio/ muchachita insoportable/ mala estudiante/ reina de belleza/ modelo/ de esas que anuncian/ sopas, o telas o artículos diversos...

Ella cuenta que lo escribió sentada en la cama, recostada en la cabecera. Después, angustiada por el poema "tan raro" que creó y por otros semejantes, críticos, punzantes, pero sin atender tanto asuntos estéticos, se los mostró a Darío Ruiz Gómez y a Javier Vásquez. Y los dos a una exclamaron: "¡Dios mío. Nicanor Parra…". Y le dijeron que eso era antipoesía y que ella era tal vez la primera mujer antipoeta de lengua española.

Darío Ruiz Gómez, el de Crímenes municipales, cree que Mattei tiene una poesía que expresa y exige gran sensibilidad. De temas científicos y de un erotismo desbordado.

"Tengo un vicio —confiesa Mattei—: cada noche bebo dos litros de leche con edulcorante". Es casi abstemia. El amargo de los licores no le ha permitido disfrutarlos mucho.

"No creo en un dios de barba blanca que vela por las criaturas. Puede que más bien haya un ser inteligente de energía, inmenso, poderoso. Soy agnóstica. Creo que si Dios existe o no, no es problema mío"

Te puede interesar

¿Buscando trabajo?
Crea y registra tu hoja de vida.

Las más leídas

Te recomendamos

Utilidad para la vida

Regístrate al newsletter

PROCESANDO TU SOLICITUD