El domingo 1 de noviembre de 1998 el infierno se trasladó a Mitú, la capital del Vaupés, cuando cerca de 1500 guerrilleros de los frentes 1 y 7 de las Farc ingresaron a las 4:30 a.m. y con misiles de fabricación casera, hechos con pipetas de gas llenas de dinamita, destruyeron el comando de la Policía y lo que se encontraron en el camino. 31 personas muertas, 61 miembros de la Policía secuestrados, un pueblo destruido y un drama que se extiende once años después, es lo que queda de la toma de Mitú.
Elsa Peña fue quien contestó el teléfono en su casa de Monguí, Boyacá, cuando cuatro días después de escuchar la noticia de la toma en la radio un hombre le dijo "llamo para informarles que al cabo Peña se lo llevó el frente". Su hermano Luis Hernando era uno de los secuestrados en la toma que duró 72 horas.
"Mi hermano llevaba ocho días en Mitú, había estado de descanso en la casa y antes de regresar tenía miedo, estaba como asustado, decía que eso estaba como pesado. Él estaba en la Policía para pagarse sus estudios, soñaba con ser ingeniero".
Según compañeros de cautiverio, las Farc lo fusilaron.
"Queremos saber qué pasó para poder pedir un cadáver o no hacerlo, pero pedir pruebas de supervivencia, estamos como en un limbo, no sabemos a ciencia cierta qué pasó con mi hermano", dice Elsa.
Por perder la razón
"Un día estalló una botella en la que Peña había metido unas frutas que se fermentaron. Al estallar la botella varios compañeros se mojaron y se molestaron con él y Peña les contestó muy agresivo. En esas llegó 'Martín Sombra' y dijo algo como 'deje que yo le quito esa locura'. A las dos horas mandó a un guerrillero por él. A Peña le cambió el rostro, se notaba contento, hasta nos dijo que qué necesitábamos. Él creía que iba a ser liberado".
Así narra el ex congresista y compañero de secuestro Orlando Beltrán los últimos momentos que vio con vida a Luis Hernando Peña. Seis meses después, y como no se decía nada en la radio sobre la liberación de Peña, los cautivos le preguntaron a 'Martín Sombra' sobre la suerte de Peña. La respuesta fue que había sido fusilado al intentar fugarse.
Guevara tampoco regresó
Mitú dejó drama y un dolor que aún sienten muchas familias. Sus historias, desde hace once años, son parte de la historia del conflicto armado del país.
"El capitán Guevara se murió de a poquito", narró, entre lágrimas, el sargento John Jairo Durán la muerte de su compañero en la selva, de quien fue su enfermero hasta su último momento. Julián Ernesto Guevara murió en la noche del 20 de enero de 2006. El sargento Durán cuenta que se despidió de él y se retiró a dormir. Al siguiente día lo encontró muerto, todavía estaba encadenado. Durán pidió a los guerrilleros que le dejaran enterrar el cadáver, pero éstos se negaron y se lo llevaron.
Los restos de Guevara serían entregados por las Farc este mes junto con el sargento Pablo Emilio Moncayo.
"Ya esperé lo más, espero lo menos", ha dicho Emperatriz Castro de Guevara, su madre, quien como gesto de solidaridad señala que si a cambio de los restos de su hijo algún cautivo enfermo podía recuperar la libertad, ella daba un paso a un lado.
Once años cautivos
"Yo estaba en la finca en Boyacá y después de haberle informado a sus superiores que se había entrado la guerrilla a tomarse el departamento de Policía, mi esposo me hizo una llamadita y me dijo que estaba combatiendo, que nos amaba y que rezáramos por él porque no sabía qué iba a pasar", recuerda María Teresa Paredes, esposa del general Luis Herlindo Mendieta, el último día que habló con su esposo en libertad.
Mendieta, junto al sargento primero César Augusto Lasso y al coronel Enrique Murillo, siguen privados de su libertad.
"Estamos esperando el turno de poder gozar con su presencia, nunca nos hemos rendido. Yo creo en los milagros, y cuando parezca que las cosas son más difíciles es cuando puede abrirse una puerta y llegar ese momento con el que llevamos once años soñando".
Pocas victorias
Junto al drama que se desató hace once años en Mitú, ha estado también la felicidad del reencuentro que fue posible para algunos de los 120 policías que lucharon cerca de 72 horas contra unos 1.500 guerrilleros de las Farc.
Los policías de menor rango y auxiliares corrieron mejor suerte que el resto de sus compañeros, pues entre el 2 y el 27 de junio de 2001 las Farc liberaron a 54 de ellos en medio de los diálogos de paz en San Vicente del Caguán.
Dos historias fantásticas rodean también este hito de horror y dolor. El sargento John Frank Pinchao es uno de los protagonistas. Luego de escapar el 27 de abril de 2007 del campamento donde estaba secuestrado y caminar 12 días en la selva en una fuga casi suicida, encontró la libertad sobre el río Paujil, en Pacoa, Vaupés.
Otro héroe y víctima de Mitú con final feliz es el teniente de la Policía Vianey Javier Rodríguez Porras, quien fue rescatado junto con 14 secuestrados más durante la Operación Jaque realizada el 2 de julio de 2008, en la selva del Guaviare.
Hoy se cumplen once años del horror en Mitú, y para cinco familias el dolor no mengua. Los Peña Bonilla quieren saber qué pasó con Luis Hernando Peña, y si su supuesta locura sí lo llevó a la muerte. Junto a ellos Emperatriz Castro de Guevara espera los restos de su hijo, Julián Ernesto Guevara para poder darles sepultura, y las familias de Mendieta, Lasso y Murillo siguen a la espera de que se concrete su milagro de libertad.
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