Ay qué dolor! Nos volvieron a dar duro. Ese se llama pela. Así debe pensar cualquier desprevenido amante de los deportes, al conocer que se perdieron los Juegos Bolivarianos otra vez con Venezuela, país que prácticamente nos tiene de hijos. Así, por lo menos, lo dicen las 194 medallas de oro que ganaron los patriotas por las 135 de los cafeteros.
Esa esperanza que nació en los pasados Juegos de 2005 realizados en Armenia, donde la diferencia fue de solo seis medallas, volvió a irse al carajo. Esta vez fue de 59. Desde luego nada comparables con las 101 de 1981 que hacen pensar en que los venezolanos compitieron solos.
Los patriotas monopolizan los Juegos. Basta mirar la historia para confirmar que de 16 ediciones, los del hermano país han ganado 13. Los únicos que privaron de una hegemonía total fueron los peruanos que ganaron las tres primeras.
En Sucre, Bolivia, las disciplinas que sacaron la cara fueron pesas, atletismo, ciclismo y judo. En deportes de conjunto solo el fútbol sala brilló. De resto pare de contar. Nuestro mejor deportista fue un bolichero, Jaime Andrés Gómez, quien se colgó cinco doradas, una menos que el mejor deportista de los Juegos, el nadador venezolano Albert Subirats quien escuchó en seis ocasiones su himno. Las frías cifras no mienten, tampoco la historia. Que nos pelaron, nos pelaron. De mal en peor.
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