Lola* cayó hasta el fondo por culpa de su adicción a la heroína. Un día le quitaron la custodia de sus hijos y paró en la cárcel.Otro día se aferró a la luz que le mostraba otro camino.
Entró a un centro de rehabilitación y encontró la mano amiga de la Corporación Casa Mía, en el Barrio Santander, en el noroccidente de Medellín. Consiguió un trabajo, recuperó sus hijos y hoy está a flote.
"Eso es bonito. Así sea una sola persona la que cambia o que deja de empuñar un arma, ahí está la recompensa de este trabajo", dice Marta Macías, representante legal de Casa Mía.
Ya son 19 años de trabajo de esta organización en el barrio Santander que nació, según recuerda Dorian Agudelo, uno de sus directivos, en medio del más agudo conflicto entre bandas.
"Entre los años 94 y 96 nos conformamos como la posibilidad de generar espacios de vida, alternos a los escenarios de la muerte. Era una confrontación entre nueve combos", narra.
Y decidieron llamarse Casa Mía para que los jóvenes se sintieran como en casa. Hoy, hacen pedagogía de la convivencia "con las formas diferentes de los jóvenes para comunicar lo que sienten y cómo se sueñan en el barrio, la ciudad y la vida", señala Edwin Alzate, otro miembro del equipo social de Casa Mía.
En el trabajo social están incluso los involucrados en el conflicto. El mensaje es la vida y que hay otras opciones.
¿Cuántos han cambiado? Casa Mía no ve esto numéricamente. "Con uno solo que deje un arma es un gol", dice Dorian.
Otro programa clave de la corporación es el de Heroínas del Amor. Nació en 2008, en medio de un periodo violento. "No se hacía intervención con las mujeres que hacían parte del conflicto: la amiga, la esposa, la amante, la que cargaba el arma, cualquiera que tuviera un rol en la guerra", dice Marta.
Casa Mía reafirma que lo efectivo es lo afectivo y así se les invita a que le bajen a la rivalidad. Un programa con ellas es el viaje a pie. Muchas, incluso, no habían ido a cine en su vida.
"Hubo momentos críticos porque mataron amigos. Nos preguntábamos: ¿paramos o seguimos? Y Seguimos", recuerda Dorian. Casa Mía es hoy parte de un barrio con una fuerte organización social.
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