Es bien conocida la metáfora que compara al amor con una planta y al matrimonio con un jardín. A los esposos que cuidan bien su amor les va bien porque siguen estas reglas de la jardinería: - Mantener un buen terreno. El jardinero abona y riega y eso garantiza que pueda cosechar buenos frutos. - Adecuado conocimiento de la planta y de las estaciones y de los cambios. Él sabe cuánta cantidad de agua o de sol necesitan sus cultivos.
También conoce las estaciones y acepta los cambios que éstas traen para las plantas y para él mismo. - Solucionar pronto las dificultades: Los primeros indicios de una plaga no le pasan inadvertidos. - Valorar los espacios libres. Las plantas para crecer requieren una distancia y las personas también. - Aceptar el compromiso: Si las orquídeas son hermosas, no hay ningún secreto especial, es el resultado de una atención constante.
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