Shanghai es una ciudad que se expande a una rata vertiginosa. La velocidad de su transformación es única en el mundo y tiene que ver no sólo con el número alucinante de rascacielos que irrumpen cada año en la línea del horizonte. La ciudad está inmersa en un proceso de transformación que no se manifiesta únicamente a través del crecimiento de su impactante infraestructura sino a través de una cultura urbana que también ha abrazado un tempo acelerado y cambiante.
Shanghai es posiblemente la ciudad más global de todo el gigantesco Dragón de Oriente desde su mismo origen: ella fue lugar de confluencia de una tribu nativa, los mercaderes extranjeros y los chinos del interior que migraban en busca de un mejor futuro. La pequeña ciudad de pescadores que nació hace apenas un siglo y medio se convirtió en un hervidero de nacionalidades, cada una llegada con un propósito diferente y, ya para la década de los 30 del siglo XX, se encontraba entre una de las diez urbes más grandes del planeta, con los atractivos y las distorsiones que acarrea su dimensión y la heterogeneidad de sus habitantes. Para esa época la ciudad contaba con más prostitutas que cualquier otra del mundo, algo de lo que no se sienten orgullosos, pero que da cuenta de su permisividad, amplitud y universalismo.
Su orientación hacia el exterior ha sido una de las principales causas de su progreso numérico y cualitativo. Acostumbrados a sentirse confortables en el trato con el extranjero y a adoptar sus formas y sus ideas, pudieron superar el provincianismo que caracteriza el interior de china sin haber adoptado los aires imperiales de Beijing. Shanghai ha crecido a una velocidad mayor que el promedio chino y ello es obra de esa condición anímica, de esa vocación de apertura hacia lo foráneo y hacia la modernidad.
Ahora en la antesala de la Expo Shanghai 2010, la ciudad sacará a relucir sus mejores galas que no están necesariamente representadas en los 4.000 rascacielos que la pueblan. La Feria Mundial que tendrá lugar entre el 1 de mayo y octubre de este año se perfila ya como un encuentro mundial vanguardista que, a la vez que alojar los cientos de tradicionales pabellones geográficos y temáticos, mostrará al planeta la metamorfosis que esta fenomenal urbe ha estado experimentando y la forma en que se inserta dinámicamente en el Tercer Milenio.
"Mejor ciudad, mejor vida" es el lema que escogieron para transmitir el mensaje. La inversión que ha sido efectuada para mejorar el ambiente en los terminales aeroportuarios, el metro y la infraestructura vial es superior a la que Beijing hizo con motivo de las Olimpíadas del 2008: 45.000 millones de dólares.
Una ciudad que en los últimos treinta años ha triplicado el espacio de vida para sus habitantes, aún experimenta una congestión significativa pero es quizá esta característica, el abarrotamiento humano, la que aporta al sentido gregario de su población nativa. Esta aún se muestra celosa de cuidar su propio gutural dialecto que usan como un código secreto mientras en las Avenidas, centros comerciales y oficinas, cada vez más los habitantes conversan entre sí en mandarín, la lengua estándar, en inglés y francés.
Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6