Las cosas están claras en Estados Unidos: 11 millones de inmigrantes esperan un camino despejado hacia sus ciudadanías, el presidente Barack Obama necesita cumplir la promesa que usó como bandera en las elecciones de 2008 y 2012 para seducir el voto hispano, y el partido Republicano quiere recuperarse de sus dos últimos reveses electorales, suavizando su discurso antiinmigrante.
El mandatario ya está haciendo lo suyo al pedir a los ciudadanos que presionen a la Cámara de Representantes para que apruebe una reforma migratoria que corre el riesgo de estancarse tras ser aprobada a finales del mes pasado por el Senado, de mayoría demócrata.
"Ahora la Cámara necesita actuar, así puedo promulgar la reforma migratoria. Y si usted está de acuerdo, dígale a sus representantes que ahora es el momento. Llámelos o envíeles un correo, o publique en sus muros de Facebook", pidió el gobernante.
Pero, en su batalla, Obama perdió una ficha clave, que podría significar el retroceso del ímpetu de la norma que impulsa, tras la renuncia el pasado viernes de la secretaria de Seguridad Nacional de E.U., Janet Napolitano, que dejará el cargo en septiembre.
La funcionaria estuvo detrás de un alivio temporal con la que la actual administración evitó la deportación de miles de jóvenes inmigrantes sin permiso de residencia en el país, y ha sido la escudera del Presidente en sus esfuerzos para presionar al Congreso para que apruebe la reforma.
El Gobierno pierde así a una figura clave que por cuatro años y medio ha estado a cargo de uno de sus departamentos más complejos, dirigiendo la seguridad en las fronteras y la respuesta ante amenazas terroristas, temas claves en el debate migratorio.
Negativa republicana
Aunque Obama pisa con cuidado para no rivalizar con los republicanos, representantes de ese partido invitan a hallar reemplazo a los votos de los inmigrantes.
"La plataforma republicana debe incluir una línea que diga que fomentaremos una política migratoria que sirva y honre a los trabajadores y a los contribuyentes estadounidenses", señaló el senador Jeff Sessions al argumentar que oponerse a la reforma podría granjearle a su partido gran cantidad de sufragios de la clase trabajadora.
El legislador señaló que los republicanos deben insistir en que la llegada de más trabajadores generará una reducción de sueldos y trabajos disponibles para los estadounidenses.
Un discurso que no se aleja mucho del utilizado por el columnista del periódico The New York Times David Brooks, que escribió: "Pronto dejaremos de ser una avanzadilla de Europa y nos convertiremos en una nación de chuchos (perros sin raza), en una nación con cientos de etnias de todas las partes del mundo, casándose y mezclándose".
La realidad es que la población de extranjeros provenientes de países no europeos aumenta en E.U., y eso genera temores que son usados como bandera para promover la xenofobia.
"Vemos altas tasas de matrimonios entre razas, lo que crea altas cantidades de individuos híbridos (...) gente con nombres como Enrique Cohen Chan ", puntualizó el analista en su columna del 27 de junio.
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