Frustrante fue la participación ayer en una marcha convocada por el colectivo "No va a haber Copa", en Rio de Janeiro.
Aunque la misma había sido ampliamente publicitada en redes sociales y creó gran incertidumbre dentro del gobierno, numerosos sectores ciudadanos afines con el certamen, e incluso la propia Fifa, solo 200 personas, muchas de ellas menores de edad, aparecieron más bien como curiosos, que como líderes del movimiento contra el certamen mundial por sus altos costos y denuncias de corrupción.
La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, aludió ayer de forma indirecta a las protestas de movimientos que se oponen al gasto público en el Mundial de fútbol y se dijo convencida de que los brasileños entrarán en el clima del evento de la Fifa.
"Tengo absoluta certeza de que el pueblo hará como siempre hizo: va a juntar a los amigos, a la familia, a la comunidad, va a comprar una cervecita, encender el televisor y ver el Mundial hinchando por nuestra selección", declaró Rousseff en un acto celebrado en la localidad de Poços de Caldas, en el estado de Minas Gerais.
También aludió a las demandas de los manifestantes, que exigen más inversiones en áreas sociales como salud, educación y transporte, al citar muchas de las obras realizadas para la celebración de la cita del fútbol mundial, las cuales aseguró que "quedan para el pueblo brasileño".
La presidenta hizo esa declaración en momentos en que en Río de Janeiro y Brasilia, dos de las doce ciudades que serán sedes del Mundial, decenas (se esperaban miles) de manifestantes se concentraban para nuevas protestas.
Horas antes del fiasco en las calles de Río y Brasilia, el ministro de Hacienda brasileño, Guido Mantega, aseguraba que uno de los lastres de la economía nacional ha sido el poco crecimiento y la inflación en aumento.
Giovanni Reyes, doctor en Economía de la Universidad de Harvard y docente de la Universidad del Rosario, expresó a El Colombiano su preocupación por un posible escenario de estanflación, pero no es tan pesimista como otros. Cree que el Mundial será clave para evitarla y darle un impulso a la economía brasileña.
"El crecimiento de Brasil ha sido cercano a cero y por esto la inflación sube. Pero el Mundial impulsará la construcción y el turismo, sectores clave, que tienen un impacto gigante sobre la economía. Generan empleo", aseveró.
"Hay dos grandes políticas económicas, una que privilegia el crecimiento y el empleo a costa de la inflación. Eso se ve en el sudeste asiático. En cambio la mayoría de las economías de A.L. privilegia, más que el empleo, la situación de la estabilidad mediante el control de la inflación. Pero fuera de esto viene este evento que puede beneficiar ahora el sector de empleo, va a haber un efecto multiplicador", agregó.
Eduardo Pastrana, director del departamento de Relaciones Internacionales de la Universidad Javeriana, difiere de Reyes y cree que el Mundial no dará impulso a la economía brasileña. "Se lo dará sí a la Fifa, quien será la beneficiada por el evento. Pero en Brasil se quedará poco capital". Por esto concluyó que "lo que están haciendo los manifestantes es esperar el inicio del Mundial, ahí sí veremos realmente la magnitud del descontento".
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