Más locos que Giro Peraloca, el popular Giro sin tornillos. Y si bien en ciencia hay que ver para creer (y aunque lo veas no lo creas) con qué cosas salen a veces los genios de la ciencia.
Una sobredosis de buen humor es lo que parecen tener ciertos investigadores al desarrollar sus temas, asuntos que quitan tiempo y que exigen una millonaria inversión, por la que hay que pelear en franca lid.
Porque en el año que termina hubo toda clase de hallazgos que contribuirán al bienestar de la humanidad. ¿Han escuchado una dependiente en tierra llamando a abordar el avión?
Tras sesudos análisis, Jason Steffen, astrofísico del Fermilab en Batavia (E. U.) , desarrolló una simulación de computador para resolver tremendo barullo que se armaba en las puertas de abordaje: halló cuál es la mejor manera de abordar un aeroplano: pasajeros por fila de ventanilla, comenzando desde atrás.
No menos ingeniosos se mostraron académicos de la prestigiosa Universidad de Oxford, que publicaron en Frontiers in Human Neuroscience , el resultado de una trascendental investigación:
Cuando a una persona le dicen que la obra de arte que está mirando es falsa, se altera la respuesta del cerebro.
No pecó de inmodesto el emérito profesor Martin Kemp, cuando declaró sin rodeos: "Nuestros hallazgos apoyan lo que historiadores del arte, los críticos y el público en general han creído durante mucho tiempo: que siempre es mejor pensar que estamos viendo una obra auténtica".
Se pone uno a ver y sí. Ah, pero no estuvieron muy lejos de igualar esta hazaña científica Shantha M. Rajaratnam y colegas del Brigham Women's Hospital en Boston:
Tras realizar una encuesta con oficiales de la Policía, encontraron que un 40 por ciento tienen problemas del sueño, lo que se traduce en una peor salud y mayores riesgos en el ejercicio de sus actividades.
¿Tendrían motivo alguno para dormir mal? Bueno, lo que de pronto no les pasará es que se les contagie el bostezo, porque Ivan Norcsia y Elisabetta Palagi de la Universidad de Pisa en Italia encontraron tras demandante estudio, que es más probable que una persona responda al bostezo de otra cuando esta es familiar que cuando es un extraño, una clara demostración de empatía. Una investigación de la que se dio cuenta en Plos One.
Un buen aporte para un fenómeno muy contagioso y tan poco entendido, al punto que aún no tiene vacuna.
Se nos viene a la cabeza este otro estudio, publicado en Pain : estimamos que el dolor de alguien no es tan intenso si esa persona no nos cae bien. ¿ Será por eso que ciertos médicos no creen que a uno le duele algo?
Mark D. Seery, de la Universidad de Buffalo encontró que las pequeñas dificultades de la vida, ayudan a endurecer la persona, de lo cual dio cuenta en Current Directions in Psychological Science . Un hallazgo algo retrasado, pues es ese consejo típico de abuelos y tías.
Claro que el dinero todo, al menos una parte, puede arreglarlo. Y si no, lo que detectó Gustavo Saposnik, del Stroke Outcomes Research Unit en St. Michael's Hospital: quienes viven en países pobres o que gastan menos en salud, tienen más riesgo de sufrir un derrame y de morir por eso en los 30 días siguientes.
"Los resultados muestran que existe una fuerte asociación entre la riqueza de un país, la porción del PIB destinada a salud y las consecuencias de un derrame".
¿Será solo en este tipo de afecciones? Bueno, a eso se limitó el investigador. Porque de la utilidad de muchos estudios a veces es importante discutir.
En la Universidad de La Laguna en España, un estudio con 240 familias con ambos padres, reveló algo sorprendente:
Mientras más tiempo vivan los hijos en la casa paterna, más crece el número de conflictos. ¿En serio?
Claro que la evolución es uno de los temas que nunca pasan de moda, no solo porque falta mucho por conocer sino porque estamos en continuo proceso evolutivo.
Pero que hay temas que intrigan, nadie lo discute. ¿No se había preguntado alguna vez, en sus ratos de ocio, si los peces y los mamíferos mascan distinto?
Bueno, quizás usted no, pero alguien le ahorró esa molestia: Científicos de Brown University publicaron en Integrative y Comparative Biology que mientras los peces usan los músculos de la lengua para tirar el alimento hacia atrás, los mamíferos los usan para poner la comida en sitio para la masticación.
Un enigma existencial menos, como el que dilucidó Adrian Barnett de Queensland University en Australia: las mujeres que viven al lado de transitadas avenidas, tienen menor tiempo de gestación (unas dos semanas), aunque en este caso la utilidad sí parece demostrada no se sabe si todas deben mudarse apenas se embaracen.
De genios y locos, todos tenemos un poco.
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