La inundación dio tregua ayer con un descenso en el caudal del río Negro, pero no así la tristeza y la preocupación por las pérdidas que han dejado tres desbordamientos en poco más de una semana, el más reciente de ellos, ocurrido el miércoles, el mayor de que tengan recuerdo los habitantes de esta población del Oriente antioqueño.
Con escobas y trapeadoras, gran parte de los 1.419 afectados registrados hasta el momento en el municipio por las inundaciones en barrios como Las Playas y El Porvenir regresaron a sus casas para sacar una vez más, algunos entre lágrimas, el lodo de las viviendas, aún con la incertidumbre de que el río vuelva a subir en cualquier momento.
Con el pantano salieron tristezas al sol, como la de José Joaquín Villada, residente en el barrio Las Playas, quien a sus 84 años persiste en mantener un pequeño taller de ebanistería, donde recupera, reforma y comercializa muebles y objetos antiguos, a los que sus manos de artesano les dan nueva vida.
"Perdí por ahí unos cinco millones de pesos en enseres, equipos, radios... mercancía", cuenta, mientras enseña algunos curiosos objetos que atesora en su taller, para seducir a algún amante de lo clásico. Escudriña entre sus recuerdos y agrega: "hace 40 años soltaron la represa y subió el agua hasta esa ventana, y anoche subió hasta aquí a la G", señalando el letrero de 'antigüedades' escrito en forma vertical sobre una pared.
La vivienda de dos pisos que tiene desde hace cuatro décadas es, según él, la primera en inundarse en el barrio y la última que abandona el agua. En la planta baja convive desde hace 15 años con sus trebejos y la nostalgia por la muerte de su esposa.
Aunque el negocio no le da para el sustento y las aguas que se empeñan en no dejarlo trabajar ya le reportan pérdidas, que él denomina como una 'requiebra', la propuesta del asilo, que le hacen sus hijas a veces, le destempla la voz y lo pone a punto del llanto.
Preocupante balance
"Estas inundaciones son históricas en Rionegro. Desafortunadamente se le había dado la espalda al río", considera el alcalde, Alcides Tobón.
"Desde el 2008 empezamos a hacer trabajos con Cornare, a coger el toro por los cachos, como se dice, proyectando obras de mitigación, pero la cantidad de lluvia que ha caído ha sido exagerada", agrega el mandatario.
De acuerdo con las cifras oficiales, la afectación por las lluvias toca a seis barrios y 29 veredas, donde se han presentado 43 deslizamientos y 11 zonas con grietas extensas. Hay 2.634 estudiantes desescolarizados y nueve vías que permanecen cerradas.
"Al sector de Las Playas, que lleva inundándose 30 o 40 años, le ha llegado la hora de hacerle las grandes obras. Allí, 40 familias que viven pegadas a la ribera del río serán reubicadas en viviendas dignas", aseguró el alcalde Tobón.
Otros que pierden
Y si bien las inundaciones han perjudicado a cientos de familias, también el comercio, con 130 locales anegados, y la industria, aportan a las pérdidas. En seis cultivos de flores, la producción de 55 hectáreas se perdió.
Juan José Watcher, gerente del cultivo Miramonte, reveló que en predios de la compañía, ubicados en la vereda Galicia, 230 trabajadores han quedado cesantes ante la inundación de 24 hectáreas, donde se cultivaban pompones para exportar a Estados Unidos con motivo del día de las madres.
"Nosotros teníamos ahí un personal a través de una empresa temporal y se suspendió el contrato el lunes. Y a los que estaban con la compañía les hicimos una suspensión temporal del contrato hasta tanto podamos restablecer la operación", sostuvo Watchner.
"La inundación ha bajado un poco, pero todos los pronósticos indican que el invierno va a continuar. O sea que nosotros tendríamos que esperar que el río Negro baje su caudal para poder sacar el agua", agregó el floricultor.
Aunque en este caso la empresa contaba con seguros para este tipo de eventos, el empresario sostuvo que las pérdidas podrían llegar a los 4.000 millones de pesos.
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