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SIN AGUA, MUCHAS MÁS PERSONAS DE LO QUE SE PENSABA

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    SIN AGUA, MUCHAS MÁS PERSONAS DE LO QUE SE PENSABA |
16 de mayo de 2013
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Se está llevando a cabo una guerra de cifras cuyas consecuencias afectan el porvenir de millones de personas en materia de salud.

¿Quién cuenta realmente con agua potable en el mundo? En 2012, la ONU anunció que estaba por alcanzarse una de las ambiciones del séptimo objetivo de desarrollo para el milenio, es decir, reducir a la mitad el número de personas sin acceso a agua potable antes de 2015.

En pocas palabras, según la ONU "solamente" 783 millones de seres humanos no tenían acceso al vital líquido.

Esa buena noticia fue puesta en entredicho este lunes, con la publicación del reporte para 2013 de la Organización Mundial de la Salud, una de las agencias de la propia ONU.

El reporte revalúa la cifra oficial en 2.400 millones, es decir, una tercera parte de la población mundial. En consecuencia, el objetivo del milenio está muy lejos todavía.

En marzo de este año, Catherine de Albuquerque, relatora especial de la ONU sobre el derecho al agua potable y el saneamiento, ya había reconocido que la ONU había pecado de optimista en 2012.

La publicación del reporte de la OMS les cayó como anillo al dedo a los miembros de la delegación francesa presentes en Daegu-Gyeonbuk, Corea del Sur, el 14 y 15 de mayo para dar inicio a las reuniones preparatorias del Foro Mundial del Agua, que se celebrará en marzo de 2015.

Los representantes de la "Alianza Francesa para el Agua" –que agrupa a actores muy diversos del sector público y privado del Hexágono– llevaban el mismo mensaje: la situación de los desprovistos de agua está subevaluada. Es un sesgo peligroso, pues hace temer un relajamiento de los esfuerzos y de los financiamientos internacionales.

El censo oficial plantea problemas. Se considera que todos aquellos que tienen acceso a una "fuente mejorada de agua" –es decir, no compartida con animales y protegida de sus desechos– son beneficiarios de agua potable. Pero, ¿se puede poner en la misma categoría un pozo con tapadera a la salida del pueblo, un surtidor de agua de barrio, una perforación profunda y un grifo individual o colectivo? La vida cotidiana de sus usuarios evidentemente no es la misma.

Según Gerard Payen, 3.600 millones de seres humanos consumen un agua "que no es sana" y más de 1.800 millones consumen un agua incluso peligrosa. Por no hablar de los cortes del abasto de agua, una pesadilla recurrente en numerosos países. En 2013 hay más habitantes que no tienen un grifo en su casa que los que carecían de él en el siglo XX, precisa el especialista en el libro que acaba de publicar ("Agua para todos").

De 2000 a 2010, se dotó de agua a domicilio a 600 millones de personas que antes carecían de ese servicio. Sin embargo, en ese mismo lapso, la población mundial creció en 770 millones. Y el saldo es muy desigual: la situación ha mejorado en China y en la India, pero se ha deteriorado en el África subsahariana y en Ucrania.

Los progresos en el campo no tienen el ritmo necesario y el estrés hidráulico que sufren los agricultores acelera el éxodo rural. En cuanto a las ciudades, su demografía galopante hace que el problema sea insuperable, sobre todo en la cuestión del saneamiento.

"Por primera vez, todos luchamos del mismo lado y eso me da gusto", señala Emmanuel Poilane, director de la fundación France Libertés.

"Todos juntos queremos influir en el gobierno francés para que éste logre que el agua y el saneamiento figuren como tales en los próximos objetivos de desarrollo sustentable, que reemplazarán a los del milenio en 2015".

Esta misma gestión se está llevando a cabo en otros países, como Suiza y Hungría.

Permitir que todos puedan beber un agua sana es un largo combate que en julio de 2010 desembocó en que 122 países adoptaron el "derecho a un abasto suficiente, físicamente accesible y a un costo accesible de agua salubre y de calidad aceptable para el uso personal y doméstico de cada quien".

La formulación adoptada por las Naciones Unidas no hace del agua un bien universal y gratuito. Y así evita el espinoso debate sobre la comercialización del recurso por el sector privado.

Ahora bien, este asunto no afecta solamente a los Estados más pobres.

Un estudio de investigadores internacionales publicado en la revista Sciences Eaux et Territoires del 27 de marzo señala que, por ejemplo, Francia, al igual que Gran Bretaña, sufre graves dificultades para poner en práctica este derecho humano hacia sus "pobres de agua", es decir, en cada uno de esos dos países, hay de uno a dos millones de usuarios que no pueden pagar la factura por el servicio.

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