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Tregua rota y regreso al terror

  • ILUSTRACIÓN NATALIA VARGAS
    ILUSTRACIÓN NATALIA VARGAS
16 de enero de 2014
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Cumplidas, poco antes de  las nueve de la mañana de este jueves 16 de enero, las Farc retomaron su acostumbrado “estilo” de hacer la guerra irregular: poner bombas, en este caso una motocicleta cargada con explosivos, en las calles de Pradera (Valle del Cauca), en medio de decenas de civiles desprevenidos.

El resultado no puede ser más desalentador y repudiable: 56 heridos y un muerto, según los reportes oficiales difundidos ayer en la tarde.

Quien pone una bomba a esa hora y en una vía central del casco urbano de un municipio colombiano tiene claro que la mayor afectada será la población civil. Asoma así, entonces, una mentalidad que consciente y peligrosamente prevé el daño y lo provoca con una idea distorsionada (¿enferma?) de “fascinación, intimidación y poder” basados en la violencia. Este es el anuncio de que las Farc terminaron su “tregua” de Navidad y Año Nuevo.

Una tregua que, según confirmaron una fundación y un centro de análisis independientes, y la Defensoría del Pueblo, fue incumplida por las Farc por segundo año consecutivo en el contexto de las conversaciones en La Habana.

Antioquia y Chocó se vieron especialmente afectados por ataques de los frentes 18, 36 y 57, en Anorí y Riosucio. Esas facciones son, vaya coincidencia, de acuerdo con Inteligencia Militar, algunas de las más permeadas y asociadas al narcotráfico y la minería ilegal. Tienen recursos financieros atados a la delincuencia organizada mafiosa e incluso “lógicas terroristas similares a las de Al Qaeda”.

Las Farc se excusan en que “los escasos hechos de guerra” durante el cese el fuego navideño fueron provocados por la “persecución y asedio delirantes” de unidades policiales, lo cual es una verdad de Perogrullo si se recuerda que el Gobierno mantiene firme la idea de continuar y arreciar su ofensiva contra la insurgencia mientras se negocia en Cuba.

Convertido en esa voz que incomoda, el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, reiteró que “Ese grupo terrorista (las Farc) no es capaz de cumplir ni con su propia palabra. Claro que han hecho acciones terroristas (...) en el último mes. Eso ya no sorprende a nadie”. A Pinzón lo sentimos, además, en el papel de un álter ego del presidente Juan Manuel Santos que dice lo que el jefe de Estado quisiera, pero que calla para no hostigar los esfuerzos de paz de sus plenipotenciarios en La Habana. Dialéctica política.

Lo que advierten los informes citados sobre el balance de la tregua es que si bien no hay una “división de carácter estratégico” del grueso de los frentes de las Farc, sí es perceptible que hay unidades que se resisten a una posible desmovilización y a abandonar las ganancias millonarias de las drogas ilícitas y de las rentas del manejo criminal de minerales como el oro y el platino.

El ataque de ayer en Pradera nos trae de vuelta a ese mismo juego de las Farc, ya en el orden militar, que pretende altos contrastes entre treguas de aparente y transitorio alivio para los civiles y golpes dinamiteros implacables que buscan menguar la política gubernamental de negociar en medio del conflicto, al tiempo que quieren resucitar y mantener la idea de que no negocian doblegadas.

Casualmente, en La Habana se habla de drogas ilícitas. Y el país no quiere más ese discurso de que el narcotráfico solo existe porque el campo y los campesinos están abandonados y débiles. También existe porque las Farc, tan lumpenizadas, alimentan así sus bolsillos y su guerra terrorista. Y llegó el momento de mostrar, al país y al mundo, qué camino seguirán.

Contraposición

EL GOBIERNO NO RESPETÓ LA TREGUA DE LA GUERRILLA DE LAS FARC

Por CARLOS LOZANO
Dirigente de izquierda y director del Semanario Voz Proletaria

El balance de la tregua de las Farc es positivo, en tanto que muestra que disminuyó la intensidad del conflicto y la acción militar de la guerrilla. De alguna manera se sintió la tregua como lo señalan también algunos analistas sobre estos temas de la paz. Sin embargo, hay que decir que la tregua no se cumplió porque el Gobierno, aunque no aceptó una tregua bilateral, de todas maneras no respetó el hecho de que la guerrilla estuviera en tregua y en lugar de disminuir los operativos militares los aumentó. Eso le quitó peso y trascendencia a la tregua. Yo tengo el presentimiento de que no habrá más treguas unilaterales en el futuro porque, según entiendo, las Farc señalan que la tregua es aprovechada por el Gobierno y las Fuerzas Militares para fortalecer su presencia y la ofensiva. Esto lo que evidencia es que se demanda un cese el fuego bilateral porque es la mejor manera para disminuir la intensidad del conflicto. Frente a lo de Pradera, eso es un acto criminal y repudiable. No podemos aceptarlo, quien haya cometido ese acto no deja de ser una acción demencial que afecta a la población civil, sin embargo escuché a “Ricardo Téllez”, quien señaló que las Farc no aceptaban la responsabilidad de este acto. Habrá que esperar qué dicen los frentes que operan en ese sector porque es precipitado señalarlos como responsables.

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