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Un bosque con 43 árboles para derrotar el olvido

  • Un bosque con 43 árboles para derrotar el olvido | Manuel Saldarriaga, Enviado Especial, Segovia | En la conmemoración de los 22 años de la masacre, los familiares de las víctimas reclamaron que haya reparación y más atención para buscar la verdad.
    Un bosque con 43 árboles para derrotar el olvido | Manuel Saldarriaga, Enviado Especial, Segovia | En la conmemoración de los 22 años de la masacre, los familiares de las víctimas reclamaron que haya reparación y más atención para buscar la verdad.
11 de noviembre de 2010
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Mientras planta un árbol en memoria de su hijo asesinado, Jesús Virgilio Gómez sigue convencido de que Dios le concedió al niño, de 10 años, clarividencia para dibujar la masacre de Segovia, ocho días antes de que 30 paramilitares hicieran el presagio realidad al matar 43 personas.

Aunque el dolor por la muerte del pequeño Francisco William Gómez lo persigue y no lo deja olvidar, ese dibujo convertido en símbolo de la masacre y reproducido en afiches y volantes para el acto conmemorativo de ayer, le recordaron que hace 22 años tres camperos con hombres armados llegaron a las 6:45 p.m. a sembrar el terror. Sin distinción comenzaron a disparar. Hombres, mujeres y un niño fueron masacrados a metros del parque principal.

Jesús Virgilio, ahora con 60 años, fue uno de los familiares de las personas asesinadas que acogió la idea de sembrar 43 arboles, cada uno en memoria de las víctimas de la masacre, para conformar el Parque de Ecomemoria Viva. Cada árbol fue plantado con una placa a la vista con el nombre de la persona muerta y una frase: "masacre de Segovia, 11 de noviembre de 1988".

Para las organizaciones sociales responsables del acto conmemorativo Desandamos la Muerte Sembrando Memoria Viva, y para Jael Quiroga, directora de la Corporación para la Defensa y Promoción de los Derechos Humanos (Reiniciar), "la siembra de árboles representa un acto de memoria histórica y la lucha contra el olvido de una masacre que permanece impune".

Para Jesús Virgilio, "el parque con los árboles sembrados sirve para que este crimen tan horrible no se olvide, para que haya justicia... es algo que debió hacerse hace muchos años porque este pueblo ya empezaba a olvidarse de algo que nadie debe olvidar".

Marcha con pocos dolientes
La siembra de los árboles fue uno de los actos conmemorativos de la masacre. Luego, unas mil personas marcharon por la ruta de muerte que siguieron los tres camperos con los paramilitares. Cerca del parque principal recordaron que allí murieron las primeras 18 víctimas. Luego la movilización recorrió la calle de La Madre y finalmente la calle de La Reina, donde fueron asesinadas nueve personas más, entre ellos el niño Francisco William Gómez. Murió montando en bicicleta.

"Mataron a mineros que regresaban de trabajar, a madres que salieron en busca de sus hijos cuando empezaron los disparos y a mi hermano que estaba en su taller... fue espantoso, yo me metí debajo de la cama del miedo", relató Luz Marina Sierra, hermana de Luis Eduardo Sierra, una de las 43 víctimas.

Al igual que la mayoría de familiares de los asesinados, ella no asistió ni la marcha ni el acto público en el parque principal. "Los verdaderos dolientes no quieren recordar eso tan horrible, revivir ese dolor y otros quedaron con un miedo imborrable".

Por esa razón el grueso de marchantes lo conformaban sindicalistas y miembros de ONG. Solo dos parientes de víctimas relataron la tragedia durante la marcha, mientras las arengas contra el Gobierno, la clase política, las multinacionales y "la oligarquía" fueron mayoría.

Otra razón que desalienta a los familiares es la falta de justicia para los autores materiales y los determinadores de la masacre. "Fueron un grupo de paramilitares, en complicidad con la Fuerza Pública que se quedó en los cuarteles mientras mataban al pueblo", reclamó un familiar de otra víctima. A eso se suma que, tras 22 años de la masacre, la mayor parte de las familias están cansadas de las promesas incumplidas de reparación, de firmar poderes a abogados que nunca les responden sus llamadas y que ni siquiera conocen en persona.

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