Alemania fue un campeón justo: tuvo un fútbol de valores colectivos y prácticos indiscutidos y eficaces, incluso con pasajes de juego brillantes, en los que lucieron jugadores como Thomas Müller, Philipp Lahm y su arquero Manuel Neuer, al final considerado el más destacado del torneo. Alemania, por ejemplo, aplastó a dos potencias como Portugal y Brasil, el anfitrión, al que le propinó una derrota difícil de borrar de la memoria, 7-1.
El éxito mediático de Brasil 2014 contrastó notoriamente con el desempeño mediocre del equipo local, que apenas tuvo en Neymar la actuación más rescatable. Para la historia del fútbol planetario resultó decepcionante ver a Brasil reventar balones, propinar y propiciar un alto número de patadas y tarjetas y jugar a la defensiva. Su obligación era resaltar, pero se hundió en una crisis inédita.
Entre los brotes admirables de talento, este Mundial recibió el fútbol agraciado y limpio de la Selección Colombia. El equipo de José Néstor Pékerman se ganó el respeto y el aprecio de los hinchas del fútbol de toque y grandes goles como el que le marcó James Rodríguez, de volea, al arquero uruguayo Fernando Muslera. James se convirtió, por su señorío, en uno de los ejemplos para millones de niños del mundo y, al final, en goleador del campeonato, con seis anotaciones.
Una Selección Colombia que por sus expresiones de hermandad y solidaridad fue capaz de unir al país, de volcarlo a las calles para celebrar, incluso, su llegada a Bogotá, en medio de un río humano del que solo salían voces de agradecimiento y admiración. Un equipo que mostró disciplina, entrega y amor por la camiseta y que sin duda renovó la historia de Colombia en los mundiales, tan estancada durante 16 años de ausencias. Nuestros muchachos alcanzaron la merecida distinción al Juego Limpio.
No sentimos tan acertado el premio que entregó ayer la Fifa a Lionel Messi, quien pasó inadvertido en la final entre Alemania y Argentina. Los gauchos jugaron dignamente, pero al cierre, en el minuto 112, todo quedó en manos del equipo más solido: el dirigido por Joachim Löw. Lo de Messi fue opaco. No marcó diferencia y no tuvo la dimensión de aquellos astros que están en la galería de la recordación: Maradona, Zico, Pelé, Platini y Zidane, entre otros.
El que terminó este domingo se convirtió en un Mundial de muchos goles: 171. Es decir, un promedio de 2,67 por cada uno de los 64 partidos. Entre tanto, hubo equipos que gustaron por su férrea voluntad de avanzar como Chile, Costa Rica, Argelia y Holanda.
A pesar del malestar social en Brasil, en especial en Sao Paulo y Río de Janeiro, donde hubo brotes de violencia callejera, el torneo transcurrió sin sobresaltos y dejó una grata impresión en la retina de la afición orbital, al tiempo que una ola de críticas a la presidenta brasileña Dilma Rousseff, quien la tarde de ayer, mientras entregaba la Copa Mundo junto al jefe de la Fifa, Joseph Blatter, soportó un coro de silbidos.
Ya terminaron 31 días de emociones. Brasil 2014 le trajo felicidad al planeta fútbol y dejó a la gente con ganas de que corran rápido los cuatro años que desde ahora nos separan de Rusia 2018.
Fue un mundial muy regular, de equipos y figuras que quedaron en deuda
Por
Fernando “pecoso” castro
Director técnico de equipos del fútbol profesional colombiano
En una calificación de 0 a 10 puntos, al Mundial Brasil 2014 le doy un 6. Con algunas excepciones, como la de Alemania -el justo campeón-, la mayoría de los equipos jugó con bloques defensivos muy fuertes, en una repetición de ese fútbol tan gris que vemos hoy día.
Basta decir que grandes potencias como España, Italia, Inglaterra y Brasil, y estrellas como Cristiano Ronaldo y Lionel Messi, quedaron en deuda. Brasil recibió 10 goles en contra en 2 juegos. Sin volantes de creación y sin delanteros, con excepción de Neymar.
Hubo muchos jugadores sobreactuados, buscando faltas que no existían, y muchos errores arbitrales.
Hay que destacar, eso sí, la presentación de Colombia, que superó las actuaciones del 90, 94 y 98 y la presentación de James Rodríguez y Juan Guillermo Cuadrado, incluso la de Mario Yepes que, pese a su edad, hizo un buen torneo.
Pero de Colombia también quedan aprendizajes: los dos goles que nos hizo Brasil no se entienden. Uno en el que no hubo cierres ni referencias de marca y otro de 40 metros que, a juicio de un técnico, no podían darse. Pudimos hacer más.
La revelación, sin duda, fue Alemania: trata bien la pelota, con gran riqueza técnica y táctica, con individualidades al servicio del trabajo colectivo y con un excelente arquero.
