Nueva York se precia de llamarse la ciudad de los rascacielos, sin embargo, sabe abrir espacios que conquistan el aire y el sol, con originalidad.
Como el High Line, una antigua línea elevada, que decidieron convertir en un sendero peatonal, y que transcurre por el Meatpacking District, entre la calle 34 hasta Gansevoort Street, en el West Side de Manhattan.
Desde que fue inaugurado en mitad del verano, el lugar se ha convertido en un punto muy concurrido para quienes deciden capturar diversos ángulos de la ciudad, a través de rincones especiales como un pequeño teatrino, con escaleras que dan, nada más y nada menos, que a una calle de la Gran Manzana.
En los espacios más abiertos, es posible recostarse en unas sillas de madera a tomar el sol, leer, dormir o encender el portátil.
Alrededor del camino, crece, con una intencionado cuidado, vegetación común y silvestre.
El sendero conserva algunos tramos de la vía férrea, que se utilizaba en 1930, y cuando se entra a una de las antiguas estaciones, se ve cómo se recreó el ambiente de una estación de la época.
Abierto desde las 8:00 a.m hasta las 10:00 p.m, el High Line es considerado como otro parque más de Nueva York, y por ello tiene programación permanente de actividades.
En el sitio oficial del High Line www.thehighline.org, se puede ver una galería de imágenes de visitantes que aprovechan los caprichos del recorrido para capturar buenas fotos.
Un sendero que se puede acceder desde cinco entrada, y que hacen ver a Nueva York como una ciudad que no desperdicia la posibilidad de conectarse con la naturaleza.
Pico y Placa Medellín
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