El secretario de Estado del Vaticano, Tarcisio Bertone, dijo que la economía de libre mercado legitimó la codicia, citando la película de Oliver Stone Wall Street , de 1987, y a su protagonista, el corsario empresarial Gordon Gekko.
"El mercado de la codicia ha sustituido al libre mercado", dijo Bertone en un discurso a los senadores italianos en Roma. "La codicia es buena, la codicia es correcta", dijo Bertone citando una de las frases célebres de Gekko en el filme al delinear los contenidos de la encíclica del papa Benedicto XVI donde hace un llamado a un nuevo orden financiero.
El pontífice de 82 años publicó el 7 de julio la encíclica de 150 páginas Caritas in Veritate, o Caridad en la verdad en latín. Sus reflexiones sobre el capitalismo fueron elaboradas a lo largo de dos años y su publicación fue postergada por la crisis crediticia. El texto también examina formas de salir de la peor recesión desde la Segunda Guerra Mundial.
"Una vez que la riqueza se convierte en el único objetivo, si se produce por medios impropios y sin el bien común como fin último, arriesga destruir la riqueza y crear pobreza", dice la encíclica.
Bertone puso de relieve el mensaje papal ante los legisladores italianos. Desde los años setenta, dijo, los países desarrollados han "expuesto sus economías reales a los caprichos de las finanzas" y convencido a los consumidores de que gasten más allá de su poder adquisitivo.
Benedicto denunció la globalización y hasta se le ha atribuido que predijo la crisis financiera. En noviembre, el ministro de Hacienda italiano Giulio Tremonti dijo que el Papa había pronunciado una "profecía" en un ensayo que escribió siendo cardenal.
En 1985, el entonces cardenal Joseph Ratzinger presentó un ensayo titulado Economía de mercado y ética durante una reunión en Roma sobre la Iglesia Católica y la economía. Allí decía que una mengua de la ética "puede causar el desmoronamiento de las leyes del mercado".
Benedicto ha hecho comentarios frecuentes sobre la economía desde que se desencadenó la crisis financiera en el otoño boreal pasado. En un discurso del 7 de octubre, el Papa reflexionó sobre el derrumbe de los mercados y llegó a la conclusión de que "el dinero se desvanece, no es nada", advirtiendo que "la única realidad sólida es la palabra de Dios".
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