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Ha ganado tres elecciones presidenciales en primera vuelta y este domingo quiere sumar un periodo más. Aunque el pueblo dijo no a la reelección en un referendo en 2016, consiguió que al año siguiente el Tribunal Constitucional de Bolivia permitiera su participación en estos comicios y, ahora, va nuevamente a las urnas con una mayoría que lo perfila como ganador.
Esa es la historia de Evo Morales, el mandatario latinoamericano que más tiempo ha estado en el poder y hoy espera sumar otra victoria con el Movimiento al Socialismo (MAS). Morales abonó su terreno electoral: desde 2008 retiró la financiación del Estado a partidos, lo que frenó la consolidación de la oposición, ganó los últimos comicios con más del 63 % de los votos y este 2019 hizo campaña desde el avión presidencial y los helicópteros de las Fuerzas Armadas.
“Su reelección va contra la democracia, pero sabemos que esas son las prácticas de los que apelan al socialismo del siglo XXI, fórmula similar a la del chavismo”, dice el decano de Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Sergio Arboleda, Nicolás Liendo. Y sentencia que la eternización en el poder de las mismas personas viola los principios republicanos de los sistemas democráticos.
A pesar de las críticas, esa es la realidad que hoy tiene Bolivia. No obstante, por primera vez las encuestas indican que podría darse una segunda vuelta contra el expresidente Carlos Mesa, quien no pudo agrupar a los movimientos opositores a su favor. Estos dos exmandatarios están en la carrera contra siete candidatos más que los sondeos muestran lejos de acercarse al podio.
Pero hay voces como la del investigador boliviano de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), Mario Torrico, que leen que podría ganar nuevamente en primera vuelta porque el 40 % de la población votante es rural, donde Evo ha tenido el mayor respaldo, lugares a los que no siempre llegan las encuestas.
Solo el balotaje de esta noche mostrará cuál de esas tendencias se cumple, en un país en el que los nombres de los gobernantes se repiten. Como lo indica Torrico, “no hay renovación en la oposición porque por obra del gobierno no hay un contexto favorable para la estabilización de los partidos políticos. Intentan avanzar en un contexto desfavorable contra una administración que hace uso irrestricto de los recursos públicos”.
Evo Morales aspira a la presidencia aunque su participación va en contra de la Constitución de 2009, la misma que el auspició, y en la que se prohibe la reelección por más de dos periodos. Una norma que saltó en 2014 y que vuelve a pasar por alto con las instituciones del Estado de su lado.
Mientras la esperanza de sus detractores se centra en Carlos Mesa, Morales cerró la campaña convencido de que conseguirá un triunfo este domingo que lo lleve a estar 20 años en el poder y de que la oposición planea un “golpe de Estado” para derrocarlo.