La suspensión por lo menos seis meses de la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, supondrá un verdadero golpe de timón en la geopolítica regional, que separará al país del bloque “bolivariano” al que estuvo alineado en los últimos trece años.
A diferencia de Rousseff y su padrino político y antecesor, Luiz Inácio Lula da Silva, que han coqueteado con la izquierda regional, a Michel Temer, el presidente interino, lo guía un pensamiento conservador y antagónico de los movimientos que se identifican como “bolivarianos”.
(Lea aquí los retos del nuevo presidente interino de Brasil)
Una pauta sobre lo que se puede esperar en la política exterior de Brasil a partir de ahora la dio el senador Romero Jucá, presidente del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), que lidera Temer.
Según dijo Juca en un reciente encuentro con corresponsales extranjeros, sólo los gobiernos del arco “bolivariano” creen que en Brasil ha habido un “golpe de Estado”, como sostiene Rousseff.
“Los pocos aliados que le quedan a Rousseff son en su mayoría del bloque bolivariano, que está en decadencia”, declaró Jucá, un hombre del entorno íntimo del ahora presidente interino de Brasil.
El senador no ocultó su disgusto, compartido por Temer, con el hecho de que la versión de Rousseff sobre el supuesto “golpe” haya sido aceptada por Venezuela, Ecuador y Bolivia.
“A Rousseff le quedan (Nicolás) Maduro, que no consigue hablar ni en Venezuela; (Rafael) Correa, que tiene sus problemas en Ecuador y no es el mejor ejemplo de democracia; y Evo Morales, que acaba de perder el referendo” sobre la posibilidad de que fuera reelegido para un nuevo mandato en Bolivia, declaró.
Jucá agregó entre las “fidelidades” que mantiene Rousseff a la exmandataria argentina Cristina Fernández, pero aclaró que “ya no es presidenta de nada”, por lo que “tampoco importa”.
Si bien el expresidente colombiano Ernesto Samper, secretario general de la Unasur, dijo que “sería muy doloroso aceptar que mayorías conformadas por bancadas (políticas) destituyan a una presidenta elegida popularmente”, mientras el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA) y excanciller uruguayo, Luis Almagro, también se mostró activo en la defensa de Rousseff, se cree que el “eje bolivariano” ha quedado al borde de una sacudida.
El primero que puede verse afectado es Maduro, quien en los últimos años se ha escudado en Brasil para intentar atenuar la grave crisis de abastecimiento que sufre su país.
Un previsible endurecimiento de las relaciones con Venezuela por parte del Gobierno que a partir de ahora encabezará Temer pudiera hasta complicar la situación de Maduro ante el referendo que la oposición pretende convocar este mismo año para revocar el mandato del heredero del fallecido Hugo Chávez.