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La bomba de Estados Unidos, ¿plan de guerra a largo plazo?

¿Qué efectos dejará el nuevo enfoque de Washington en política exterior? Académicos creen que serán más negativos que productivos para el globo.

  • El uso de esta bomba generó polémica internacional por sus posibles daños colaterales, pero el Pentágono aseguró que se trató de un ataque quirúrgico contra el terror. FOTOS reuters-afp-us AIR FORCE
    El uso de esta bomba generó polémica internacional por sus posibles daños colaterales, pero el Pentágono aseguró que se trató de un ataque quirúrgico contra el terror. FOTOS reuters-afp-us AIR FORCE
15 de abril de 2017
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El video del momento en que Estados Unidos pone en uso la bomba guiada por satélite GBU-43 en Afganistán, se difundió entre jueves y viernes en los medios de comunicación del globo y en las redes sociales. En blanco y negro y desde el aire, una aeronave registra el momento en que el obús impacta con fuerza brutal en una zona montañosa y remota, desértica pero acompañada de una pequeña quebrada. De inmediato se levanta una enorme nube negra de humo.

No se aprecia más, no se sabe, al menos a partir de las imágenes, qué éxito pudo haber tenido la “madre de todas las bombas” —la coalición habla de 36 yihadistas muertos, aunque el Estado Islámico, como era de esperar, negó esa cifra; y según habitantes cercanos, en la zona donde se escondían 800 terroristas, la onda fue muy destructiva—.

Ese apodo no solo obedece a que se trata de la más potente arma no nuclear usada en la historia, con 11 toneladas de explosivos y una mezcla entre nitrato de amonio y polvo de aluminio que arrasa todo lo que encuentra, con un radio de impacto de 1.600 metros. Su acrónimo oficial Moab —“Massive Ordnance Air Blast”—, coincide con el apelativo que le pusieron en inglés —“Mother Of All Bombs”—.

Aunque no se puede ver qué daño dejó la bomba, la comunidad internacional está impactada para bien o para mal. Junto con los Tomahawk lanzados desde el mar Mediterráneo hacia Siria (7 de abril), la Moab que cayó en Afganistán demuestra el viraje estadounidense hacia una política exterior mucho más asertiva. El debate se centra ahora en las consecuencias del mismo.

Mientras que algunas voces alertan sobre lo que podría pasar en la Península de Corea, otras resaltan lo positivo que tendrá este escenario de Washington gobernado por Donald Trump, en aspectos como plantar presión contra la dictadura siria. ¿Qué piensan expertos?

Tensiones por pantalla

En anterior diálogo con EL COLOMBIANO, Hasan Turk, internacionalista y docente turco, consideró que las acciones cada vez más agresivas de Estados Unidos en Medio Oriente representan un peligro para la estabilidad mundial.

“Trump literalmente sorprendió, porque no ha actuado de la forma prudente que se esperaría de Estados Unidos, simplemente para demostrar que será distinto a su antecesor Barack Obama. Básicamente lanza el mensaje: ‘yo no soy cobarde como él’. Pero esto tiene muchas consecuencias. Tensará la relación con Rusia y las acciones que han hecho para defender sus supuestos intereses terminarán desestabilizando mucho más la ya compleja situación de Medio Oriente”.

“Por lo menos en cuanto a Siria, debilitar al régimen de Bashar al Asad puede dar nuevamente espacio al terrorismo del Estado Islámico, lo que amenazaría incluso a aliados regionales como Israel y Turquía”, afirmó.

Desde Washington, Mark Weisbrot, codirector del Centro para la Investigación Económica y Política (Cepr), cree no obstante que las acciones asertivas de Estados Unidos se mantienen todavía puntuales y no llevarán a un enfrentamiento abierto.

“Trump entró en esa dinámica para frenar en política interna el desplome de sus índices de popularidad. Por eso no sería un viraje permanente. Pero hay que ver si Trump se mantiene en esa línea, si bien no creo que tenga un plan, en ese caso habría mayor conflictividad en el globo”, advirtió.

Dardos a Corea del Norte

En los últimos días, el envío del portaviones USS Carl Vinson, acompañado de una flota de destructores a la Península de Corea, ha encendido la alerta de la comunidad internacional. Ante un régimen igual de impredecible como paranoico, dicha acción, acompañada de una serie de tuits amenazadores contra los norcoreanos, ha elevado las tensiones de una forma, cuando menos, preocupante.

“Corea del Norte está buscando problemas. Si China decide ayudar, eso sería genial. Si no, resolveremos el problema sin ellos”, escribió Trump en su cuenta de Twitter.

Ese día, tras varios episodios del rifirrafe, una funcionaria del régimen de Kim Jong-un respondió al diario El País, de España: “Trump ha ido demasiado lejos esta vez. Se nota que no nos conoce a los norcoreanos. Estamos listos para todo, para la guerra también”.

Ayer, en un comunicado, el régimen norcoreano afirmaba que en tal escenario habría una “respuesta sin piedad” y las bases estadounidenses en Corea del Sur serían “pulverizadas en pocos minutos”.

¿Qué tan posible es que Trump implemente en Corea una política similar a la que se está viendo en Medio Oriente? Expertos son escépticos.

“Es posible que se realicen mayores acciones para frenar al régimen. Pero la principal posibilidad sigue siendo que toda esta actitud asertiva se deba a cuestiones de política interna y popularidad”, afirmó Weisbrot.

Justo hoy los norcoreanos celebran el Día del Sol, fecha en la que se cumplen 105 años del nacimiento del fenecido fundador de la nación, Kim Il-sung. La amenaza está latente, pero por ahora no hay un pánico evidente de guerra.

16
millones de dólares cuesta cada bomba GBU-43, según NBC y el portal Deagel.

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