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Cero pederastia, una deuda de América Latina

Mientras tanto, los países anglosajones se muestran más abiertos a reconocer e indemnizar a las víctimas.

  • ilustración Morphart
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17 de febrero de 2017
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La respuesta de la Arquidiócesis de Cali, que frente al expediente del sacerdote William de Jesús Mazo, condenado a 33 años de cárcel por el abuso sexual de cuatro niños en la capital del Valle, responsabilizó a los padres de los menores por dejarlos solos con el clérigo, ya salió de Colombia.

José Manuel Vidal, vaticanista y director del portal español Religión Digital, califica la posición como “escandalosa” y “sin sentido”, y comenta que solo conduce a “hacer doblemente víctimas a los menores y a sus familias”.

De hecho, Vidal menciona el ‘motu proprio’ (documento papal) que el Papa Francisco emitió en junio del año pasado, y en el que decretó que expulsará a aquellos obispos que muestren un comportamiento “negligente” u oculten información en relación con abusos sexuales hacia menores o adultos vulnerables.

Al respecto, el vaticanista manifiesta que de mantenerse en la posición antes descrita, sobre el arzobispo de Cali, monseñor Darío de Jesús Monsalve, “el decreto aplica”, en la medida en que él tiene la responsabilidad de vigilar y controlar a su clero, aún más cuando ya se han descubierto y juzgado casos por medio de la justicia civil.

“Lo que él tiene que hacer es pedir perdón públicamente, de verdad, sin buscar justificaciones, porque no las hay, y después asumir responsabilidades legales”, asevera, y añade que si además la ley le obliga a indemnizar, debe hacerlo y ayudar a resarcir a la familia de alguna manera.

Por eso, sobre el hecho de que el arzobispo Monsalve dijera en rueda de prensa que está en desacuerdo con que las familias busquen una indemnización, porque esto invitaría a otros a solicitar “lo mismo”, y llevaría a un escenario insostenible económicamente para la Arquidiócesis, Vidal también reacciona.

Según dice, el catolicismo está atravesado en este momento por dos tendencias. La de Francisco, muy cercana a la Iglesia anglosajona, que impulsa la tolerancia cero hacia la pederastia y exige el pago de las indemnizaciones, y la de la Iglesia “de vieja usanza”, muchas de ellas de España y países latinoamericanos, que no acepta aún asumir como institución la responsabilidad económica por esos delitos.

Pasos anglosajones

El efecto de reconocer los delitos por pederastia en la Iglesia Católica y de que esta pague indemnizaciones es positivo. De acuerdo con Luz Alcira Granada, directora de Incidencia Política en Save the Children Colombia, cuando lo anterior sucede, las iglesias están más vigilantes, porque saben que pueden tocarles su bolsillo y la confianza que proyectan en la sociedad.

“Que la Iglesia admita este tipo asuntos no les genera desprestigio, sino que les ayuda a minimizar los casos, y a ser más conscientes en que deben instruir a sus párrocos y miembros, establecer protocolos de protección y poner en manos de las autoridades penales a un individuo que comete un delito, eso tiene que ver con cultura con asumir un papel de responsabilidad”, sugiere la experta en infancia.

Sobre asumir ese papel, Irlanda y Australia han dado pasos. En 2010, tras casi una década de labor de una comisión de investigación irlandesa encargada de esclarecer los abusos físicos y sexuales sobre miles de niños desfavorecidos (se calcula que suman 25.000), el entonces papa, Benedicto XVI, calificó los hechos de “crímenes atroces” y pidió a los obispos de ese país que afrontaran el problema con decisión e impulsando la indemnización, con lo que rompió años de silencio del Vaticano sobre el asunto.

Luego, justo esta semana, la Iglesia Católica australiana pagó más de 276 millones de dólares locales (213 millones de dólares estadounidenses, 612 mil millones de pesos) a las víctimas de pederastia (unas 4.500) en respuesta a las denuncias interpuestas entre 1980 y 2015.

Entretanto, en Estados Unidos, el cardenal de Boston, Sean Patrick O’Malley, se convirtió en una de las figuras más importantes contra la pederastia y ahora lidera la Pontificia Comisión para la tutela de menores del Vaticano desde esa ciudad estadounidense, donde el periódico Boston Globe reveló que más de 200 sacerdotes eran abusadores.

Latinos, a tomar medidas

Sobre la situación en ese país, Cecilia Allegría, investigadora médica de la Oficina de Servicio a Víctimas de Nueva York, cuenta que aunque persiste el silencio y las denuncias que llegan no son muy frecuentes, “sí hay una sensación generalizada de rechazo de los americanos hacia esos delitos”.

Para ella, tiene que ver con la diversidad de religiones que se profesan en EE. UU., y con que apenas el 26 % de los que se llaman cristianos pertenecen a la Iglesia Católica. “A muchas personas que son católicas no les afectan mucho esos escándalos, pero al americano corriente sí le disgusta”, anota.

Lo anterior, explica Vidal, coincide con que en los países anglosajones, por el influjo del protestantismo, hay una más abierta conciencia legal y social sobre el problema, mientras en los países latinos, con predominancia católica, todavía sucede que muchas de las víctimas no denuncian por temor a ser estigmatizadas y “hay un velo de protección de los agresores por la ley canónica”.

Aunque para él países como Colombia y sus representantes están en deuda, también es cierto que la Iglesia experimenta un cambio con el papa Francisco en la que están viendo que su credibilidad e influencia está en juego con los casos de pederastia, y han tenido que tomar medidas.

Al respecto, el arzobispo de Medellín, monseñor Ricardo Tobón, detalla que la Iglesia ya ha hecho una reflexión desde hace años, cuando aparecieron las primeras denuncias, y ha subrayado que “se trata de un delito y de un pecado”.

Para su caso, cuenta que en la Arquidiócesis de Medellín hay medidas para manejar los casos, y que desde el 2013 existe un protocolo. “Recibimos siempre las denuncias que se presenten, y les hacemos seguimiento según normas canónicas. También nos esforzamos para educar a los sacerdotes para que no se presente esto”, detalla el clérigo.

1200

denuncias de abuso

sexual llegaron al

Vaticano entre 2013 y 2015.

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