El trozo de un ala que al parecer es del Boeing 777-200 de Malaysia Airlines desaparecido el 8 de marzo de 2014, está en custodia de las autoridades y en camino de ser estudiado, al cierre de esta edición, en la sede de Le Bourget, Francia, de la Oficina de Investigación y Análisis para la Seguridad de la Aviación Civil (BEA, por su sigla en francés).
Desde ya los expertos que participan en la investigación tienen un “alto grado de confianza” en que los restos hallados “corresponden a un flaperon de un ala de un Boeing 777”, tal como indicó un funcionario de la Junta Nacional de Seguridad del Transporte de E.U. (Ntsb, por su sigla en inglés), a Associated Press.
A un año y casi cinco meses de su desaparición, en la paradisiaca isla africana Reunión, lejana de donde buscaban los restos —al otro lado del Océano Índico—, se renueva la esperanza de la comunidad aeronáutica mundial, para como de costumbre aprender, mucho más de lo que ya tristemente se aprendió del hecho.
“De pertenecer este resto al siniestrado vuelo 370 de Malaysia, sería el ejemplo inmejorable de que en aviación nunca se cierra el caso de un accidente”, afirmó, en diálogo con EL COLOMBIANO, Julio Consuegra, instructor de vuelo de la Escuela JEC y exjefe de Seguridad Aérea de la Aerocivil.
Para Carlos Callejas, docente y controlador del Aeropuerto José María Córdova, “todo por ahora son conjeturas. Tienen que revisar si el resto hallado contiene seriales para que sea trazado su origen. Hasta tanto no se sepa esto no se puede afirmar que es del avión. En el supuesto de que lo sea, se abrirán muchas más preguntas”.
Consuegra coincidió: “Sería la primera pieza del rompecabezas. De ser cierto que es un flaperon del 777 siniestrado, este ayudará a responder en un futuro, por ejemplo, el tipo de impacto que sufrió el avión. Ahí la investigación podrá seguir un hilo para avanzar”.
