La Organización Mundial de la Salud (OMS) subió las alarmas por el crecimiento del consumo de cigarrillos electrónicos entre niños y adolescentes. Según el más reciente informe de la entidad, más de15 millones de menores entre 13 y 15 años en el mundo ya son consumidores activos de vapeadores, principalmente en países con altos ingresos.
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Etienne Krug, director de los determinantes de la salud, la promoción y la prevención en la OMS, advirtió que estos dispositivos “alimentan una nueva ola de dependencia a la nicotina”y que la industria los vende como alternativas menos dañinas cuando en realidad “hacen dependientes a los niños más pronto y comprometen décadas de progreso".
Mientras la cantidad de fumadores tradicionales disminuyó de 1.380 millones en 2000 a 1.200 millones en 2024, el número de vapeadores sigue en ascenso. Para la OMS, esto demuestra una estrategia de la industria del tabaco para mantener altos niveles de dependencia global. El tabaquismo sigue cobrando más de siete millones de vidas cada año, y otras un millón por exposición pasiva.
¿Qué hay de Colombia?
En Colombia, la tendencia es igualmente preocupante. Según la Encuesta Nacional de Consumo de Sustancias Psicoactivas, 1,1 millones de colombianos han usado vapeadores o cigarrillos electrónicos alguna vez. Entre la población escolar, el 22,7% reportó haberlos probado y el 8,3% los consumió en el último mes. Antioquia ocupa el segundo lugar nacional en consumo entre estudiantes, con un 19,1%, superado solo por Caldas.
El fenómeno comienza cada vez más temprano. En el departamento, la edad promedio de inicio es 13 años, y el 40% de los estudiantes de Medellín ha usado cigarrillos electrónicos. Un estudio reciente de la Clínica Somer y la Universidad de Antioquia halló que uno de cada dos adolescentes de Rionegro ha probado vapeadores, y el 13,7% los usó en los últimos 30 días.
Expertos advierten que esta tendencia no solo genera adicción, sino que aumenta el riesgo de consumo de cigarrillos, alcohol y otras sustancias psicoactivas. Según la toxicóloga Paula Andrea Castaño Arias, del Hospital Alma Máter, “está desvirtuado que los vapeadores no generan dependencia”, y relata casos de pacientes con síntomas de abstinencia al olvidar su dispositivo.
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El psiquiatra infantil Jorge Guillermo Soto Vega, docente de la Facultad de Medicina de la UdeA, agrega que el vapeo multiplica por seis la probabilidad de fumar cigarrillos y aumenta el riesgo de depresión, ansiedad y trastornos de conducta, especialmente en cerebros en desarrollo. “El consumo temprano afecta las áreas del cerebro encargadas del control de impulsos y la racionalidad”, explicó.
En Antioquia, ya se registran casos clínicos de enfermedades pulmonares, daños dentales y adicciones severas asociados al uso prolongado de vapeadores. Aunque los estudios aún son incipientes,los hallazgos de instituciones médicas coinciden en que la exposición constante puede causar daños similares o incluso más graves que los del cigarrillo tradicional.
Pese a la entrada en vigor de la Ley 2354 de 2024, que regula el vapeo en Colombia,la implementación avanza lentamente.A nivel local, Medellín, La Ceja y El Retiro han lanzado restricciones y sanciones a menores o establecimientos que venden estos productos, además de medidas pedagógicas.. Sin embargo, la falta de una estrategia nacional de prevención mantiene abierta la puerta a la expansión del consumo.
La OMS insistió en que los gobiernos deben actuar rápido para frenar el avance del vapeo entre los menores. En palabras de Etienne Krug, “las generaciones jóvenes no pueden convertirse en víctimas de otra estrategia de adicción disfrazada de modernidad".