viernes
3 y 2
3 y 2
El papa Francisco inició su gira de varios días por Canadá, país al que llegó para pedir perdón por los hechos de los que fue protagonista la Iglesia católica varios años atrás.
Este lunes, por ejemplo, estará en Edmonton, ciudad en la que visitará la escuela de Maskwacis, uno de los centros católicos donde fueron internados muchos indígenas canadienses durante los llamados procesos de asimilación, cuyas órdenes venían por cuenta del Estado.
Desde ese lugar se espera que el sumo pontífice vuelva a pedir perdón por los abusos perpetrados. Allí pronunciará su primer discurso que, como el resto, será en español. Después, el papa irá a la iglesia del Sagrado Corazón, desde donde mantendrá un encuentro con las poblaciones indígenas y con los miembros de la comunidad parroquial.
Además va a bendecir la imagen dedicada a Santa Kateri Tekakwitha, la primera indígena de América del Norte que fue reconocida como santa por la Iglesia Católica.
Esta visita había sido muy esperada por los pueblos aborígenes canadienses, en especial por tres grupos: Primeras Naciones, Metis e Inuit, quienes en abril pasado vieron cómo el papa se excusó en el Vaticano y prometió que iba a viajar a Canadá. Ahora, los miles de indígenas pretenden que esas excusas se escuchen desde su territorio.
La Iglesia se había negado
El sumo pontífice aterrizó este domingo en la provincia de Alberta para llevar a cabo esta misión que se había prometido meses atrás. En el centro de su “peregrinaje penitencial” está el doloroso capítulo de las llamadas escuelas residenciales para niños indígenas.
Ese sistema de asimilación cultural causó la muerte de al menos 6.000 menores por enfermedad, desnutrición, negligencia o abusos desde finales del siglo XIX hasta la década de 1990, y que creó un traumatismo en varias generaciones.
El gobierno canadiense, que ha indemnizado con millones de dólares a antiguos alumnos, se excusó oficialmente hace 14 años por haber creado estas escuelas para “matar el indígena en el corazón del niño”. Y es que alrededor de 150.000 niños fueron matriculados a la fuerza en estos centros, donde fueron separados de sus familias, de su lengua y de su cultura, y a menudo fueron víctimas de violencia física, psicológica y sexual.
Frente a esto, después de que lo hiciera el gobierno, la Iglesia anglicana también presentó sus disculpas. Pero la Iglesia católica, a cargo de más del 60 % de estas escuelas, se había rehusado hacerlo.
Ahora, ante la ida del papa Francisco, George Arcand Jr., gran jefe de la Confederación de Primeras Naciones del Tratado número seis, manifestó que espera que este sea el “inicio de un cambio en la historia (...) y una forma de comenzar nuestro viaje de sanación”.