Desde Roma, el Papa Francisco tachó ayer de “inaceptable” que personas inermes, “también muchos niños”, paguen el precio de la guerra en Siria, y lamentó la “cerrazón de corazón y la falta de voluntad de paz” de los países con peso internacional.
“Desgraciadamente desde Siria continúan llegando noticias de víctimas civiles por la guerra, en particular en Alepo. Es inaceptable que tantas personas inermes, también muchos niños, tengan que pagar el precio del conflicto”, denunció tras el rezo del Ángelus frente a miles de feligreses en la Plaza de San Pedro, en la capital italiana.
Francisco lamentó que estas personas inocentes y pacíficas deban pagar “el precio de la cerrazón de corazón y de la falta de la voluntad de paz de los potentes” y los poderosos en el mundo.
El pontífice expresó su cercanía “a los hermanos y hermanas sirias”, y llamó a rezar y ser solidarios con ellos, a quienes encomendó “a la materna protección de la Virgen María”.
Acto seguido Francisco invitó a orar en silencio a los cientos de fieles que asistieron al Ángelus desde la plaza de San Pedro y posteriormente rezó en voz alta un Ave María.
La guerra en Siria, comenzada en 2011, se centra ahora en Alepo, después de que los rebeldes consiguieran romper ayer el cerco impuesto por las fuerzas gubernamentales a los barrios orientales, en manos de la oposición.
La ciudad se la disputan las fuerzas de Damasco y los rebeldes desde el verano de 2012, cuando los insurgentes conquistaron amplias áreas de la urbe, la segunda de Siria y una de las más castigadas por el conflicto.
Los rebeldes lanzaron en los últimos días una ofensiva que logró conectar con los suburbios del Al Ansari Mashad desde sus posiciones seguras a las afueras, en Rashidin.