La política Argentina vive momentos convulsos. Su expresidenta y actual vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner enfrenta un terremoto judicial que ha sacudido, incluso, a otros países de la región y tuvo una estrepitosa réplica este jueves 1 de septiembre cuando la dirigente fue víctima de un intento de asesinato cuando un hombre, ya identificado y detenido por las autoridades, le apuntó a la cara con una pistola.
“Cristina permanece con vida porque, por una razón todavía no confirmada técnicamente, el arma que contaba con cinco balas no se disparó pese a haber sido gatillada”, reveló el presidente Alberto Fernández, quien calificó al incidente como “el más grave” desde la restauración democrática de 1983.
La imagen del hombre que apunta, a muy corta distancia, al rostro de Kirchner fue reproducida por varios canales de televisión y medios de comunicación en todo el mundo. El atacante sería un brasileño de 35 años de edad.
La génesis del revuelo político es una acusación de la Fiscalía contra Kirchner, que el lunes pasado pidió una pena de 12 años de cárcel y la inhabilitación política perpetua para la vicepresidenta argentina por supuesta corrupción en la licitación de obras cuando fue mandataria (2007-2015), una acusación que sus seguidores consideran una persecución.
LA ACUSACIÓN
Kirchner es acusada junto a otras 12 personas por supuestamente haber orientado la atribución de licitaciones de obra pública en la provincia de Santa Cruz (sur), su cuna política, para favorecer al empresario Lázaro Báez, contra quien también pidieron los fiscales 12 años de cárcel y el embargo de sus bienes.
En total, la Fiscalía solicitó el decomiso de 1.000 millones de dólares, suma que consideró equivalente a la supuesta defraudación y que, de ser ratificada por los jueces, deberá pagarse de manera solidaria y proporcional entre los 13 acusados.
Los pedidos de condena oscilaron entre los dos y los 12 años de prisión. La suma de las penas máximas para esos delitos es de 16 años. Esta fue la novena y última audiencia de alegatos de la Fiscalía, realizada de forma remota.
Según el fiscal Sergio Mola en esta causa “hubo irregularidades sistemáticas en 51 licitaciones a lo largo de 12 años. El cuadro probatorio demuestra de manera contundente las maniobras ilícitas. No es creíble que Cristina Fernández (de Kirchner) no se enterara de nada en la soledad de su despacho”, aseveró en su alegato final.
Kirchner, acusada por los delitos de asociación ilícita agravada y administración fraudulenta agravada, tiene inmunidad política por sus cargos como vicepresidenta y presidenta del Senado. Se estima que el veredicto se decidirá a fin de año.
Minutos después de conocido el pedido de condena hecho por el fiscal Diego Luciani, la presidencia argentina emitió un comunicado de repudio. “El gobierno nacional condena la persecución judicial y mediática contra la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner que quedó expresada hoy, una vez más, en el alegato final y pedido de pena en la denominada Causa Vialidad”, señaló el texto.
Tras el requerimiento del fiscal, la vivienda de Kirchner en Buenos Aires fue epicentro de manifestaciones antagónicas separadas por un fuerte cordón policial: mientras unos celebraban el pedido de condena con banderas argentinas y cacerolas, los otros cantaban en respaldo a la vicepresidenta.
El cordón de policías fuertemente apertrechados mantuvo separados los dos grupos y usó gas lacrímogeno en un momento de empujones con los seguidores de Kirchner, que fueron sumando gente y eran mucho más numerosos que los opositores.
“PERSECUSIÓN”
Cristina Kirchner, de 69 años y abogada de profesión, pidió una ampliación de su declaración indagatoria para el martes, al sostener que “en abierta violación del principio de defensa en juicio, (los fiscales) montaron en su acusación cuestiones que nunca habían sido planteadas” en el proceso, escribió en Twitter.
Pero esa posibilidad fue negada por el tribunal que consideró que sus abogados podrán extenderse en los alegatos de la defensa, a partir del 5 de septiembre. Tras la negativa, Kirchner, desafiante, quien también preside el Senado, replicó en un apasionado discurso que la justicia busca proscribirla y perseguir al peronismo.
Para que una sentencia sea ejecutada tiene que quedar ratificada por la Corte Suprema de Justicia. Por ello, aún si es condenada, Kirchner seguiría en libertad y podría incluso ser candidata en las elecciones presidenciales y legislativas de 2023.
En medio de la polarización política y ante el proceso electoral del próximo año, diversas agrupaciones del peronismo de centro-izquierda, cercanas a la vicepresidenta, denuncian una persecución e intento de proscripción y tanto parlamentarios como líderes sociales y referentes de la cultura publicaron comunicados de respaldo a Kirchner.
KIRCHNER, DESAFIANTE
Su gobierno se caracterizó por políticas proteccionistas y de programas de asistencia social, con múltiples subsidios que engrosaron el gasto público. Enfrentó a sectores poderosos, como los propietarios del campo, los grandes medios de comunicación y las instituciones financieras internacionales, aunque también apoyó a importantes empresarios.
En esos años se acercó a los dirigentes de izquierda que entonces gobernaban en Brasil, Ecuador, Bolivia y Venezuela. En particular, Cristina Kirchner evoca con afecto a Fidel Castro y a Hugo Chávez. También se precia de una relación cercana con el papa Francisco, antiguo arzobispo de Buenos Aires.
Rival acérrima de su sucesor, el expresidente Mauricio Macri, se rehusó a participar de su ceremonia de investidura cuando éste asumió la presidencia en diciembre de 2015. Durante su mandato, se aprobó el matrimonio igualitario y también una ley de identidad de género, convirtiendo a Argentina en pionera en América Latina.
Como presidenta del Senado, acompañó en 2020 la aprobación de la ley del aborto. Hija de un conductor de autobuses y un ama de casa, Cristina Kirchner es la mayor de dos hermanas. Reivindica sus orígenes de clase media baja aunque no esconde su preferencia por marcas de lujo ni su gusto por los viajes.