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Rayshard Brooks y George Floyd no se conocían, nunca se saludaron y vivían en estados diferentes en Estados Unidos, pero tienen dos coincidencias: ser negros y haber muerto a manos de policías de ese país.
Floyd murió producto de la asfixia provocada por la presión de un uniformado en hechos que se dieron en Mineápolis, y Brooks de un disparo, en Atlanta.
La jefa de policía de la ciudad donde fue asesinado Brooks, Erika Shields, renunció luego de que se conociera el deceso del hombre, quien, según las primeras versiones, estaba en su carro durmiendo al lado de un restaurante.
Desde ese establecimiento llamaron a la Policía porque, al parecer, bloqueaba el ingreso de los clientes y, tras la llegada de los uniformados, hubo un forcejeo en el que el afroamericano logró quitarle una pistola taser (inmovilizadora) a un uniformado y luego le dispararon.
Este nuevo crimen se da con apenas dos semanas de diferencia del asesinato de Floyd, el cual ha provocado una serie de manifestaciones contra el racismo en este país y varias naciones europeas.
“Lo que ha quedado muy claro en las últimas semanas en Atlanta es que, si bien tenemos una fuerza policial llena de hombres y mujeres que trabajan junto a nuestras comunidades (...) ha habido una desconexión con lo que son nuestras expectativas y las interacciones que existen con nuestros oficiales y las comunidades en las que se les confía la protección”, señaló la alcaldesa de Atlanta, Keisha Lance Bottoms, haciendo referencia al crimen, luego de aceptar la renuncia de la jefe de policía de la ciudad.
Además, trascendió que el policía que le disparó a Brooks fue despedido el sábado pasado e identificado por las autoridades locales como Garret Rolfe. Al mismo tiempo, las autoridades indicaron que el segundo oficial que estuvo con Rolfe durante el asesinato, fue enviado a tareas administrativas, según reportó la cadena ABC News.
Sobre el crimen, Chris Stewart, el abogado de la familia de Brooks, denunció un uso desproporcionado de la fuerza.
“En Georgia el taser no es un arma letal. Los refuerzos llegaron creo que dos minutos después. Lo hubiesen podido acorralar y atrapar. ¿Por qué tuvieron que matarlo?”, preguntó el jurista, haciendo énfasis en que el policía tenía otras opciones antes que “dispararle por la espalda”, agregó durante rueda de prensa.
Mauricio Jaramillo Hassir, docente de relaciones internacionales de la Universidad del Rosario, señala que se pueden hacer tres lecturas de lo que está pasando en Estados Unidos alrededor de estos dos asesinatos. Para él, el primer aspecto es que sigue aumentando la predisposición social contra la policía, que evidentemente se justifica ante los abusos de fuerza cometidos en las últimas semanas.
El segundo punto tiene que ver con que el presidente, Donald Trump, no aporta ni hace un llamado a la sociedad para bajar las tensiones, pues “tiene un discurso incendiario, polarizante, que agrega dramatismo a la situación”.
Y tercero, pero aspecto clave en la discusión, tiene que ver con los intereses políticos de Trump de cara a las elecciones de noviembre, en las que quiere ser reelecto. Para Jaramillo Jassir, “se radicalizará el apoyo a Trump para mantener una figura autoritaria” y la polarización aumentará, factor que será usado por el magnate para seguir en el poder y asegurar “el voto de la supremacía blanca”.
Entretanto, las protestas y reivindicaciones sociales seguirán marcando la agenda en el mundo, como sucedió en el partido del Real Madrid ayer, cuando Marcelo, jugador brasileño, celebró su gol arrodillándose y levantando su puño. Un mensaje claramente enviado en favor de la igualdad racial.