La entrada de Rusia, un histórico aliado del régimen, en el conflicto sirio, significó tal vez una carta para su salvación y una posibilidad para blindar su futuro político. Este fue uno de los argumentos para que Bashar al Asad visitara ayer personalmente al presidente ruso, Vladimir Putin, en Moscú, para darle las gracias por dicha decisión.
Ante las críticas y la especulación, el Kremlin aseguró, al final de la reunión, que la prioridad ahora en Siria es derrotar al terrorismo y que el posible arreglo político está en segundo plano.
“El objetivo es la lucha contra las organizaciones extremistas y terroristas, y después ya vendrá alguna clase de solución política”, dijo Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin, a en rueda de prensa.
En cualquier caso, el vocero recalcó que tanto Rusia como Siria coinciden con el resto de países interesados en que “no hay otra alternativa al arreglo político en Siria. Naturalmente, no se puede hablar de solución cuando en el país sigue siendo dominante una amenaza terrorista capaz de provocar la desintegración de Siria, la pérdida de su territorio y de su unidad”.
Régimen intenta legitimarse
Fuentes sirias informaron que la reunión de Asad con Putin constó de tres formatos: encuentro bilateral, cena de trabajo con la presencia del primer ministro ruso y consultas con participación de los ministros de Exteriores y Defensa.
Asimismo, el objetivo de Asad era, según fuentes gubernamentales, informar al jefe del Kremlin sobre las acciones del Ejército sirio, que lanzó esta semana una ofensiva general con ayuda de la aviación rusa, las tropas iraníes, las milicias kurdas y otros grupos como Hezbollah. Tal como consultar sobre los futuros planes bélicos.
Aún con esto, en rueda de prensa, Peskov se mostró prudente y ocultó cualquier muestra de asertividad al hablar de la guerra civil siria y de la reunión.
“Me gustaría recordar que Putin puso el acento en que, por supuesto, la última palabra en materia de solución política debe tenerla en cualquier caso el pueblo de Siria y no debe ser impuesta desde el exterior”, aseguró.
“La solución duradera en el país solo puede alcanzarse mediante un proceso con la participación de todas las fuerzas políticas, de todos los grupos étnicos y religiosos”, añadió.
Presencia rusa, una garantía
Aunque en discursos y en el papel mantener a Asad en el poder sea para la Rusia de Putin un objetivo “en segundo plano”, frente a la lucha contra el terrorismo del Estado Islámico, la visita de este a Moscú evidencia la importancia que le da el Kremlin a proteger al aliado, ante un conflicto cada vez más complejo.
Así, por lo menos, lo consideró con anterioridad el politólogo turco Hasan Turk, en diálogo con EL COLOMBIANO el mismo día en que aviones rusos iniciaron su intervención en el país (30 de septiembre), donde la potencia conserva bases:
“Putin sigue mostrando que es tal vez el único que prefiere la vía bélica entre los mandatarios de las potencias mundiales. Tiene un enfoque pragmático para defender sus intereses. Sabe que Rusia, como poder militar, es un actor internacional ineludible. De allí el alarde de fuerza”.
“Pero la presencia rusa puede dar pie a una salida negociada en Siria con la oposición y potencias occidentales. No parece haber otra salida. Creo que finalmente Rusia no atacará de forma directa los intereses de Occidente y convendrá con E.U. no bombardear a opositores”, concluyó.