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Maduro disimula su crisis con Leopoldo López en casa

La justicia venezolana le dio casa por cárcel al dirigente de oposición, pero los análisis apuntan a que es un intento de legitimar la constituyente.

  • Leopoldo López, líder de oposición venezolano y condenado a 14 años por promover las protestas contra Maduro de principios de 2014, ahora está en casa bajo prisión domiciliaria. FOTO afp
    Leopoldo López, líder de oposición venezolano y condenado a 14 años por promover las protestas contra Maduro de principios de 2014, ahora está en casa bajo prisión domiciliaria. FOTO afp
09 de julio de 2017
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Luego de tres años y cinco meses en prisión, Leopoldo López, condenado a 14 años de cárcel por instigar las protestas callejeras contra Nicolás Maduro en 2014, apareció ayer a las afueras de su casa en Caracas sonriendo, ondeando una bandera de Venezuela, adulado por sus seguidores y levantando las manos en señal de victoria.

En la mañana, la justicia venezolana le había concedido sorpresivamente la prisión domiciliaria, luego de que horas antes el mismo Maduro se hubiera reunido con el exjefe del Gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero, líder que intenta mediar desde hace dos años para un acuerdo entre el oficialismo y la oposición.

Para Edmundo González, coordinador de asuntos internacionales de la Mesa de Unidad Nacional (de oposición), el hecho respondió a la intervención del exmandatario, pero también a la presión de casi 100 días por parte de los ciudadanos en las calles y al repudio de la comunidad internacional frente a las últimas arbitrariedades: el llamado a una Asamblea Nacional Constituyente para el 30 de julio sin consultar con los ciudadanos y el asalto al Congreso el pasado 5 de julio por parte de grupos chavistas.

“Con esto, quedó en evidencia que el régimen ya no tiene ningún tipo de límites y que la comunidad internacional no podía seguir en silencio. Eso rebosó la copa”, añade González, para quien presidentes y expresidentes deberán seguir insistiendo en otros asuntos sin los cuales la democracia no aplicaría en Venezuela: lograr la libertad completa de López y de los más de 100 presos políticos, que se restituyan las facultades y atribuciones de la Asamblea, que se establezca un canal de ingreso de alimentos y medicinas y un calendario electoral.

¿Qué pretende Maduro?

Con la libertad de López, el Gobierno de Maduro pierde su ficha más valiosa para presionar a la oposición. Queda entonces una inquietud: ¿Cedió el oficialismo como muestra de sus fracturas internas o trata de desviar la atención sobre las recientes acusaciones en su contra?

Según Emilio Nouel, abogado que asesora a la oposición venezolana en asuntos internacionales, la libertad domiciliaria de López difícilmente es una maniobra del Gobierno para apagar la protesta pública. Se trata, más bien, de una muestra de su resquebrajamiento y debilidad, en la medida en que golpea al sector más radical del chavismo, el del diputado oficialista Diosdado Cabello.

De hecho, añade, el oficialismo queda a partir de ahora en una situación de alboroto interno, lo que puede ser una antesala para que tres semanas antes de la Asamblea Nacional Constituyente haya decisiones cruciales, movidas por la presión internacional.

Otra es la posición de Ronal Rodríguez, investigador del Observatorio Venezuela de la Universidad del Rosario, para quien la libertad domiciliaria de López no puede ser vista como una victoria de la oposición, sino que hay que tener cuidado con qué pretende el Gobierno. De hecho, dice, la última acción es una forma de legitimar la Constituyente y de distraer al público frente hechos graves recientes, como la irrupción a la sede del Parlamento, en la que probablemente haya intervención de agentes del Estado.

“Eso fue algo terriblemente grave, viola cualquier lógica en un país y si se prueba la intervención del Estado, Venezuela estaría recurriendo a tácticas de las dictaduras latinoamericanas de mediados del siglo pasado y puede ser sancionado internacionalmente, hasta perder los pocos apoyos que le quedan”, detalla el analista, y agrega que la acción de enviar a López a casa logra en cierta medida mostrar a Maduro como más tolerante, como un demócrata, aunque duda que con las divisiones actuales en el país eso pueda permanecer.

Además, continúa Rodríguez, la nueva condición de López genera incluso fracturas en la oposición, porque éste sería uno de los actores que más ganaría con un diálogo o negociación, mientras que hay un lado de este sector político, mucho más moderado, que está cerrado a sentarse con el Gobierno al no haber visto condiciones en los últimos intentos.

“Con una negociación, López podría reactivar sus derechos políticos y eso lo volvería, sin ninguna duda, el próximo presidente de Venezuela, pero los más moderados tendrían que buscar consensos para irse acercando al centro”, concluye.

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