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Como en la Plaza Botero, desde este martes arranca el “blindaje” del Parque Lleras

El ingreso al Parque Lleras estará controlado por cinco puntos de acceso. Hay dudas sobre la peatonalización.

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01 de mayo de 2023
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Un mes después de incumplir con la fecha pactada para dar inicio a lo que él llama el “abrazo al Lleras”, finalmente el alcalde Daniel Quintero formalizará este martes 2 de mayo el cerramiento y control de acceso al Parque Lleras.

Lo que aseguró el mandatario es que el Parque Lleras se convertirá “en una nueva zona blindada en la ciudad”. Según Quintero, para llevar a cabo este nuevo cerramiento en espacio público de la ciudad, la Alcaldía trabajó de manera articulada con los comerciantes de Provenza, para implementar algo parecido en este lugar.

Similar a lo que hizo la Alcaldía en Plaza Botero, el cerramiento del Lleras tendrá cinco puntos de acceso, se dispondrá de equipos para la detección de metales, habrá requisas y, en la práctica, la decisión de quién entra y quién no quedará a discreción de la Policía y funcionarios de la Alcaldía.

Los menores de edad solo podrán permanecer al interior del Lleras hasta las 7 de la noche y deberán estar acompañados por sus padres o acudientes. Entre tanto, los mayores de 18 años deberán evacuar el lugar pasadas las 4 de la mañana y en esto, según ha señalado la Alcaldía, deberán tener parte de responsabilidad los comerciantes, disponiendo personal de seguridad para tales fines.

Quintero también prometió la implementación futura de tecnología para seguridad. Según la Alcaldía, con esta medida garantizará que se erradique en el Lleras la explotación sexual, el tráfico de drogas, la mendicidad y los hurtos y devolverá al sector su atractivo turístico con espacios sanos, que además de rumba tenga oferta cultural y artística, tanto para extranjeros como para las familias de Medellín.

El cerramiento del Lleras es la estrategia complementaria a la remodelación del sector en las cuales la Alcaldía invirtió $13.000 millones y cuya ejecución se convirtió en un dolor de cabeza para residentes y comerciantes por el retraso de las mismas, pues debieron ser entregadas desde mediados de 2022.

El cerramiento vendrá acompañado de una peatonalización y un cierre al tránsito vehicular que la Alcaldía propuso que se ejecute entre las carreras 37 y 40 y por las calles 8 y 10.

Una parte de los residentes y comerciantes ven con buenos ojos la medida y consideran que será efectiva para cambiarle la cara a un sector que hoy solo se caracteriza por ser un prostíbulo a cielo abierto y del cual se desplazaron no solo vecinos, sino comerciantes y miles de clientes que ya no se sentían seguros allí.

Según Froylan Arango, representante de artesanos que laboran en el Lleras, la medida de cerramiento se tomó de manera concertada entre las partes. “Tenemos un espejo importante que es Provenza. Allá comenzó como un piloto y la medida terminó por incrementar las ventas y las zonas seguras. Creo que esto ayuda a cuidar el empleo a partir del turismo”, señaló.

Pero hay quienes ven la medida con recelo y escepticismo y elevan varios reparos. Varios de estos tienen que ver con los posibles efectos colaterales de la peatonalización.

Resulta que el 2 de marzo el alcalde le señaló a residentes y comerciantes que se juntaran en una mesa técnica y allí organizaran una propuesta con consideraciones para tomar la decisión final sobre la peatonalización.

Cuando Quintero agarró un mapa y les dijo a los presentes en la reunión que su sueño era peatonalizar el Lleras, los residentes le manifestaron que peatonalizar la carrera 39 era inviable, porque su ingreso quedaría por la calle 7, colapsada normalmente por el flujo de las clínicas Medellín e Intermédica. Esto generaría un efecto en cadena además sobre la Avenida El Poblado y el retorno en la calle 5, que podría convertir en un infierno el ingreso y salida de los residentes a sus viviendas.

Los vecinos no se sintieron escuchados y de la famosa mesa técnica que mencionó el alcalde no resultó nada.

Dicen los vecinos que no se oponen ni al cerramiento ni a la peatonalización y que anhelan que arroje resultados, porque de otro modo su permanencia en el sector es cada vez más insostenible. Sin embargo, varios señalan que el compromiso de los comerciantes para hacer que la medida funcione no está del todo claro.

Y, ciertamente, los reparos públicos que han hecho varios comerciantes están dirigidos más hacia la preocupación por la posible afectación económica derivada de una imposibilidad de que las mujeres que ejercen la prostitución ingresen al Lleras y por ende entren a los bares y discotecas y merodeen los locales atrayendo a los turistas extranjeros.

Es un posible escenario similar a lo que ocurre en Plaza Botero, donde la Alcaldía decidió ejercer el derecho de admisión y prohibir el ingreso de las trabajadoras sexuales y de venteros informales, mientras que al interior del cerramiento, que está próximo a cumplir tres meses, los encargados de extorsiones y manejo de plazas en los alrededores de la Plaza siguen campantes al interior de la misma Plaza, según los propios comerciantes.

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