Si el cambio climático está derritiendo el Ártico y Groenlandia, hay un aspecto que podría ser positivo por ahora.
Cada año, por los ríos del deshielo, llegan al océano cerca de 400.000 toneladas métricas de fósforo, según un estudio publicado en Global Biochemical Cycles.
Esa cantidad equivale al aporte de los grandes ríos del mundo como el Misisipi o el Amazonas.
El fósforo es un nutriente que alimenta el plancton y está en la base de la cadena alimenticia de los océanos. Aunque desde hace tiempo se conocía que se estaba liberando ese elemento, no se había medido la cantidad, para lo cual los investigadores estudiaron los glaciares Leverett, de 600 kilómetros cuadrados, y Kiattuut Sermiat, de 36 kilómetros, en Groenlandia.
¿Qué significa todo ese fósforo? Antes los oceanógrafos creían que los glaciares eran sistemas congelados que no agregaban nutrientes al océano, explicó Jon Hawkings, uno de los científicos, pero desde las dos últimas décadas se conocen corrientes de la base que fluyen debido al cambio climático, convirtiéndose la capa de hielo en un nutriente al entrar en contacto el agua derretida con la tierra donde se apoya.
Y ahí radica la importancia: el fósforo puede impactar en el plancton, pero también en las aves, peces y mamíferos marinos.
Sería posible que ese elemento se esté distribuyendo hacia los océanos Pacífico y Atlántico, pero no está claro, como tampoco la cantidad que está llegando a mar abierto y cómo es utilizado por los ecosistemas marinos en las latitudes altas, en palabras de Eran Hood, otro científico.
La contribución de los ríos de Groenlandia es mayor a la que realizan los del Ártico, otra región que se descongela a pasos acelerados.
El hallazgo es una muestra de las complejas interacciones que se dan en el océano.