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La deforestación sigue, pero a un ritmo más lento. Esa es la conclusión del informe preliminar de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) sobre los recursos forestales en el mundo, que hace unrecuen to de la situación de los bosques. El motivo por el que se presume que ese fenómeno bajó se debe a que entre 2015 y 2020, 10 millones de hectáreas de bosques se transformaron a otros usos, mientras en el lustro anterior, 2010 a 2015, esa cifra estaba en 12 millones.
La FAO hace un análisis de las zonas forestales tropicales, boreales, de climas templados y subtropicales, prestando atención a los comportamientos de esos ecosistemas en cada región, proclives a ser explotados para la agricultura, la ganadería o la producción de recursos. En estas se han perdido 178 millones de hectáreas desde 1990, de las que una parte de la reducción en las zonas tropicales (98 millones de hectáreas) se debe a incendios forestales.
Aunque el balance mundial es positivo, Suramérica está en deuda con la naturaleza porque es la segunda zona del mundo donde más se están afectando los bosques (2,6 millones de hectáreas), después de África ( 3,9 millones ). La directora del doctorado de Estudios Ambientales y Rurales de la U. Javeriana, Lilia Roa, asegura que se debe ser prudente al leer el reporte, porque, si acá la deforestación sigue ocurriendo, se debe a que es una de las escasas zonas donde quedan bosques.
“Suramérica se constituye como un proveedor de materias primas forestales para otras partes del globo donde ya no tienen esos ecosistemas para hacer la extracción. Además, los datos de la tala en el ámbito global aún son superficiales”, asegura Roa.
La cuestión, además, está en que mientras el 96 % de las zonas forestales de Europa cuentan con planes de manejo a largo plazo, mientras que en nuestra región solo el 17 % lo tienen, siendo el subcontinente que menos proyecta el manejo de las zonas arbóreas por lapsos amplios.
Así las cosas, al planeta le quedan 4.060 millones de hectáreas de bosques de los que dependen la calidad del aire y la conservación de especies nativas, la preocupación sobre su futuro persiste porque solo el 10 están ubicados en lugares exclusivos para la conservación.