Hace casi una semana, la Junta Directiva del Banco de la República optó por dejar quieta la tasa de interés en 9,25%.
La decisión se tomó con cautela: la inflación sigue sin ceder al ritmo esperado, la situación fiscal aprieta y el panorama internacional no da mucha confianza, razones que llevaron a los codirectores a no mover ficha en la política monetaria.
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Leonardo Villar, gerente general del Emisor, justificó la decisión señalando que el Índice de Precios al Consumidor rompió su tendencia bajista desde noviembre del año pasado, lo que acabó con la seguidilla de reducciones de los tipos.
De hecho, insistió que hay otros factores que están incidiendo en el congelamiento de las tasas, como los aranceles de EE.UU. y la situación fiscal.
Villar aseguró que en 2025 tampoco se cumplirá la meta de la inflación, siendo el quinto año consecutivo en el que no se llega al objetivo. Destacó que a pesar de los altos tipos, se ha disparado la demanda del efectivo.
¿Qué está pasando con el costo de vida?
“En primer lugar, destacaría que tuvimos un rebote de la inflación muy significativo hacia 2021 y 2022, llegamos a tenerla en 13,4% y desde ahí hemos logrado que el IPC venga reduciéndose de manera muy significativa.
Pero, bajar la inflación siempre es muy costoso porque hay que reprimir la demanda, y se reprime con una política monetaria contractiva que se manifiesta en tasas de interés altas.
Subimos las tajas de interés de manera muy fuerte entre 2021 y 2023, pero afortunadamente empezamos, desde el segundo trimestre de 2023, a ver una reducción en la inflación muy significativa, que ha permitido que baje en más de 8,5 puntos porcentuales”.
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¿Por qué no se llega a la meta de la inflación?
“Desde noviembre del año pasado, la inflación de alguna manera se estancó, y yo creo que hubo fundamentalmente tres fenómenos. Uno, un cambio en el entorno internacional muy importante, que tiene que ver con los aumentos de aranceles, por parte de EE.UU., que generó una gran incertidumbre a nivel global y que hizo que las tasas de interés internacionales, que venían bajando, siguieran cayendo pero a un ritmo mucho menor. En el caso de Estados Unidos se frenó el proceso de reducción de la tasa de interés.
El segundo es que en Colombia tuvimos una sorpresa de aumento en el déficit fiscal, esperábamos en ese momento que el déficit fiscal estaría por el orden de 5,6% del PIB, acorde con la regla fiscal, y entre noviembre y enero del año pasado nos enteramos de que no, que había sido mucho más alta que eso, y que además para 2025 el déficit sería todavía más alto.
El tercero fue un aumento de los costos del salario mínimo muy significativo. El salario aumentó en 9,5%, con un ajuste mucho más fuerte en los subsidios de transporte, que deben pagar los empresarios. Encontramos que el costo de contratar a una persona, por el mínimo, aumentó 11%, cuando la meta de inflación era 3%. Eso es muy significativo.
Obviamente, uno puede tener argumentos, sobre si eso es malo desde el punto de vista redistributivo, pero claramente hace más difícil el proceso de bajar la inflación”.
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¿Cómo ven el desempeño macroeconómico? ¿Ven positivo el crecimiento del PIB o el desempleo?
“El desempeño de la actividad productiva y del mercado laboral están bastante bien, mejor de lo que preveíamos, que ya era bueno. El crecimiento de la economía para este año, según lo proyectado por el equipo técnico del banco es de 2,7%, obviamente uno quisiera que fuera más, pero eso es bastante más alto que el promedio para América Latina, y que supera las estimaciones del Fondo Monetario Internacional, que pronostica para la región un crecimiento de 2,2%.
El empleo está creciendo con una dificultad importante y es que está creciendo básicamente por los empleados por cuenta propia, más que por asalariados. El sector público juega un papel importante en esa generación de empleo, pero también el crecimiento del consumo ha impulsado mucho las ventas del comercio, y es lo que está ayudando a que el empleo esté comportándose bien”.
¿Cómo debería el Gobierno manejar el tema fiscal? ¿Por qué los precandidatos no hacen propuestas sobre esa materia?
“Hay una razón relativamente sencilla para explicar eso y es que ajustar un déficit fiscal es terriblemente costoso e impopular. Para bajar el déficit fiscal uno tiene que aumentar los ingresos, que es aumentar la tributación, y eso es costoso.
La otra opción es bajar el gasto, que ha aumentado más que la tributación, y eso también implica decisiones impopulares para los gobiernos. Hablar sobre ese tema no es lo más atractivo para ningún candidato”.
¿Cómo ven el déficit en cuenta corriente? ¿Cómo incide en la credibilidad financiera?
“Lo importante es que tenemos un déficit externo relativamente controlado, mucho menor del que teníamos hace tres o cuatro años, cuando el déficit de cuenta corriente de la balanza de pagos era más de 6% del PIB. Hoy está en niveles que se proyectan en 2,5% del PIB, para el cierre del año.
La situación de credibilidad en las finanzas públicas, en su sostenibilidad hacia futuro, es fundamental para lograr que eso siga manteniéndose en niveles adecuados”.
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¿Cómo va la implementación del fondo de administración de los recursos pensionales?
“Hemos hecho todos los ajustes gerenciales, pero también tenemos cosas que están paradas. Un ejemplo es que el Congreso, dijo que ese gran fondo tiene que tener un gobierno corporativo, que no es el del banco, porque tiene que tomar unas decisiones relacionadas con el manejo de las pensiones en el que debe estar el Gobierno. El Ejecutivo dijo que debe haber cuatro expertos para definir las reglas de administración de ese fondo que conformen el Comité, conjuntamente con tres miembros del Gobierno, y otros cuatro expertos que deben ser nombrados por la Junta Directiva del Banco de la República. Ese proceso de nombramiento requiere unas reglas que deben ser expedidas por el Gobierno, para que la Junta pueda empezar el proceso.
Eso lo estábamos empezando en junio, pero eso se tuvo que interrumpir. Entonces, cuando salga la sentencia de exequibilidad de la ley, vamos a necesitar un tiempo para poder continuar ese proceso de nombrar los miembros expertos, pero la parte administrativa dentro del banco es algo que ha avanzado”.
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¿Con qué monto arrancará ese fondo pensional?
“Hay estimaciones que sugieren que inicialmente estaríamos recibiendo entre $1,5 billones y $2 billones mensuales. Ese monto va creciendo con el tiempo, de tal forma que, en algún momento, el banco podría acumular hasta $700 billones, en un lapso de una o dos décadas y media”.
¿Cómo va la implementación de Bre-B? ¿Cuántas personas han registrado sus llaves?
“La respuesta ha sido impresionante. La posibilidad de entrar a definir la llave la tenemos desde el 14 de julio y en tres semanas más de 23,1 millones de llaves han sido creadas, algunas personas crean más de una llave porque tienen más de una cuenta, pero el número de personas que han entrado a crear su llave son 9,5 millones. Esto es un número que va creciendo día tras día”.
¿Estos sistemas de pagos ha hecho que disminuya la demanda del efectivo?
“Lo que hemos visto en Colombia y en muchos países del mundo, en este periodo de baja de tasas de interés, es que está aumentando la demanda de billetes, en particular los de alta denominación, como los de $50.000 y de $100.000.
Estamos en un momento en que, paradójicamente, a pesar de que está aumentando mucho las transacciones electrónicas, la demanda de efectivo en valor está creciendo más o menos 21%, que es un crecimiento muy alto, en contraste con lo que pasaba hace tres años”.
¿De cuánto han sido las utilidades del Emisor este año?
“Este año ha sido récord y es coyuntural, no necesariamente va a ser así para todos los años, porque en parte responde a que las tasas de interés internacionales están altas, y la rentabilidad de las reservas internacionales es muy alta. El año pasado las utilidades fueron algo más de $10 billones, que se trasladaron al Gobierno, y este año ya vamos en poco más de $8 billones.
Eso puede cambiar en los próximos meses, pero la perspectiva que hay es que las utilidades que se repartirían el año entrante serían cerca de $12,5 billones”.
¿Cómo se explica el buen rendimiento de las utilidades?
¿Cómo ven el comportamiento del dólar y la revaluación del peso colombiano?
“La moneda está en un nivel, que en términos reales se parece mucho a los niveles que tuvimos durante la segunda mitad de la década pasada. Nosotros tuvimos una tasa de cambio muy revaluada desde comienzos de siglo, más o menos hasta 2014, en una época que teníamos el boom petrolero.
Cuando cayó el petróleo, se subió un poquito, la tasa de cambio, en términos reales, y se estabilizó. Se mantuvo así más o menos hasta la pandemia. Hoy vemos algo muy parecido a lo que tuvimos entre 2015 y 2019. Yo diría que es una tasa de cambio razonable, y el hecho que se haya mantenido estable nos ayuda en el control de la inflación”.
¿Creen que las remesas volverán a romper récord en 2025?
“La proyección es que sean US$13.000 millones, puede ser incluso un poco más.
Hay mucha incertidumbre sobre las implicaciones que pueda tener la política de Estados Unidos sobre migración, y el impuesto que posee. Pero en principio no hemos visto todavía que cambie la tendencia al alza que se trae desde hace varios años en las remesas que envían los trabajadores”.
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