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Empleo a jóvenes, en primer lugar de la agenda

En medio de un crecimiento incierto de la economía, el Gobierno promete incentivos para frenar el desempleo.

  • Empresarios podrán contar con un apoyo del 25 % del salario mínimo de la nómina de los jóvenes que contraten, pagado por el Gobierno. FOTO edwin bustamante
    Empresarios podrán contar con un apoyo del 25 % del salario mínimo de la nómina de los jóvenes que contraten, pagado por el Gobierno. FOTO edwin bustamante
19 de mayo de 2021
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Sofía Ochoa Zapata tiene 21 años. Su rutina desde hace más de quince días consiste en salir a protestar de manera pacífica contra el gobierno, entre otras razones, porque no ha podido conseguir trabajo pese a que desde 2019, cuando regresó de estudiar inglés en el exterior, ha buscado “en lo que sea”, pero sin éxito.

Sus reclamos, al igual que los de otros jóvenes que como ella están en la calle pidiendo la oportunidad de trabajar, están sustentados en una cifra de desempleo juvenil que parece difícil de quebrarse ante una situación muy compleja para quienes tienen el afán de dar respuesta a este clamor: la economía crece poco, hay una pandemia, la vacunación va lenta y el paro nacional ha frenado la dinámica económica.

Aunque el desempleo estructural entre la juventud no es nuevo ni es un asunto exclusivo del país, basta ver las cifras del Dane para entender el porqué nadie duda de que es un problema de primer orden si se quiere apaciguar el estallido social. Entre diciembre de 2019 y febrero de 2020, la entidad registró que la población entre 14 y 28 años tenía una tasa de desocupación del 24,9 %; este año, para el mismo trimestre, la cifra se elevó a 27,7 %.

El Gobierno no ha desconocido el problema. De hecho, y según las declaraciones más recientes del presidente Duque, es una preocupación apremiante de su administración. Durante los últimos días, en todas sus declaraciones ha invitado a “un gran pacto por la juventud”. A este le ha sumado un programa de vivienda, la financiación de la matrícula universitaria del próximo semestre para jóvenes de estratos 1, 2 y 3, y, por supuesto, un programa de empleo, que anunció el lunes en una alocución.

Este último, que ha denominado Plan de choque para la generación de empleo a jóvenes entre 18 y 28 años, arranca el primero de julio y consiste en la financiación del 25 % del salario mínimo de cada puesto de trabajo formal que generen las empresas para esta población, durante un año.

“Sabemos la necesidad de brindar oportunidades, sobre todo en estos momentos de afectación de la pandemia, a tantos jóvenes que quieren tener esa primera oportunidad laboral y que necesitan, además, tenerla para el bienestar y el de sus familias”, expresó el presidente.

El anuncio es bien recibido por empresarios como Olga Cock, gerente de Deluxe Travel, agencia de cruceros radicada en Medellín. Dice que estará atenta para saber cómo acceder a los beneficios porque cree en el talento de los jóvenes. “Ellos traen ideas frescas, nuevas y, sobre todo, muchas ganas de trabajar. Me interesa y quisiera volver a vincular jóvenes a partir de estas propuestas del gobierno”, apunta.

El problema estructural

Este no es el primer programa que intenta promover un quiebre en el desempleo juvenil en Colombia y, a juicio de analistas, las soluciones deben trascender estas apuestas que, aunque consideran valiosas, no alcanzan a hacer mella en una cifra que está cerca de alcanzar el 30 % y que entre las mujeres jóvenes es más pronunciada, pues bordea el 38 %.

Actualmente, está vigente el de Primer Empleo, proveniente de la Ley 2010 de 2019 (Ley de crecimiento económico), y que ofrece incentivos tributarios para los empresarios que contraten jóvenes con barreras de acceso al mercado laboral. Sus alcances aún no se pueden evaluar porque es muy nuevo.

Sin embargo, Stefano Farné, director del Observatorio de Mercado de Trabajo y Seguridad Social de la Universidad Externado, piensa que es poco atractivo para los empresarios en momentos en que la economía no está creciendo. “Lo que genera empleo es el crecimiento de la economía, lo otro ayuda, pero no resuelve el problema”, asegura.

De acuerdo con el académico, las empresas pueden aprovechar el incentivo si ya tienen jóvenes contratados, pero no es que esto sea atractivo y genere por sí mismo un deseo de contratarlos.

Este programa es similar a otros que se han realizado en el país. Por ejemplo, en el gobierno de Juan Manuel Santos, se lanzó el programa “40.000 primeros empleos”, que consistía en sostener durante seis meses el salario de un joven que se vinculara a una empresa, siempre y cuando se garantizara la vinculación del 60 % de las personas que recibieron este beneficio.

Según Farné, el programa logró unas 60 mil vinculaciones, una cifra importante, pero que es baja si se tiene en cuenta la cantidad de empleo nuevo que se necesita.

Por ejemplo, las estimaciones del Dane señalan que en pandemia se han perdido cerca de un millón trescientos mil puestos de trabajo en Colombia, afectando mayormente a jóvenes y mujeres.

El profesor de Economía de la Universidad de Antioquia, Edwin Torres, coincide en que si no hay crecimiento económico, difícilmente se podrá solucionar el problema de la desocupación juvenil con estos programas. “Se necesita, además, buscar reactivar la economía y promover sectores para que mejoren su productividad y competitividad, sobre todo en aquellos que hay potencial para emplear jóvenes”, apunta.

De igual forma, afirma que es complejo financiar estos incentivos y programas cuando el Gobierno ha dicho que no hay recursos en el Estado y por ello se promovió la reforma tributaria.

Cock reitera que está dispuesta a contratar jóvenes tan pronto se mejore la situación de su empresa, pero ello no ha ocurrido. “Antes de que empezara la pandemia estaba en pleno crecimiento y acababa de vincular una persona joven, tenía nuevos puestos de practicantes, que eran jóvenes. Empezó la pandemia y quedamos en facturación cero por mucho tiempo. Como no tenemos ingresos, no podemos vincular”, asegura la empresaria.

El Ministerio de Trabajo le reconoció a EL COLOMBIANO que estos incentivos en el pasado no han tenido mucho éxito en frenar la tasa de desempleo juvenil porque no han sido de largo plazo.

“La falta de incentivos permanentes no ha permitido que haya un cambio estructural en la tendencia del desempleo juvenil, toda vez que programas y medidas temporales que se han creado no han tenido impactos significativos sobre la tasa de desempleo de los jóvenes”, se señaló desde esta cartera en respuesta escrita enviada a EL COLOMBIANO.

Razones estructurales

Que el desempleo juvenil presente tasas altas es una combinación de diversos factores. El primero se afinca en las dificultades de las empresas para producir y vender, y generar más puestos de trabajo. Situación que se profundizó durante la pandemia, cuando terminaron sacrificando, sobre todo, empleos de jóvenes.

“Las personas que tienen antigüedad en las empresas están menos expuestas a padecer el desempleo, porque también tienen redes que las apoyan, pero con los jóvenes es diferente. Los más vulnerables son los que se están graduando o haciendo sus prácticas”, asegura el profesor Iván Montoya, de la Escuela de Economía de la UPB.

Dice el académico que otro asunto que se ha notado es que los primeros en perder el empleo cuando hay recortes son ellos, lo que ratifica lo descrito por la empresaria.

“Cuando uno tiene que empezar a reducir el personal, le toca hacerlo con la gente que menos tiempo lleva en la empresa y se afecta menos. Entonces, uno reduce primero los que menos responsabilidades económicas tienen. Tristemente, los primeros desafortunados son los jóvenes”, dice la gerente de Deluxe Travel.

Pero además, señalan que hay una falta de coincidencia entre el mercado laboral y la formación, lo que también les resta posibilidades de impacto a los programas.

“Un empresario puede emplear a un grupo de jóvenes buscando tener algún beneficio tributario, pero el problema estructural de fondo es que estos jóvenes no le van a ofrecer esa mano de obra que él particularmente requiere. Por ejemplo, los jóvenes ya no quieren estar en el agro y no quieren prepararse para este tipo de actividades”, señala el profesor Torres.

Sofía dice que quisiera saber dónde están esas oportunidades. “Cuando uno está desesperado busca en lo que sea. Yo he estado buscando hasta como mesera, así sea lavando platos o lavando el piso, y me dijeron que no porque no tenía un curso de químicos y otro montón de cosas, pero, pues, yo sé trapear”. Su queja también apunta a que se le exija experiencia si nunca ha tenido la oportunidad de trabajar.

Ante ello, los académicos consideran que es importante poner en relieve la pertinencia de la formación y fomentar la educación para el empleo, como se ha insistido con anterioridad y aunque el debate sobre ello sea complejo.

El Ministerio de Trabajo dice que además de mantener los incentivos, habrá otros programas e instrumentos de política que le apuntarán a ello. “El Gobierno Nacional va a complementar ese esfuerzo con programas que lleguen a todos los jóvenes, no solo a los que busquen su primer empleo, y con medidas que generen cambios estructurales en la dinámica del mercado laboral. Una de estas medidas es el Sistema Nacional de Cualificaciones que permitirá un cambio estructural en la formación del talento humano para que sea pertinente, los jóvenes se formen en lo que sí se requiere por parte del sector productivo y que responda a cualificaciones con estándares internacionales”.

Entre tanto, otra urgencia, dicen los analistas, es acelerar la vacunación, que todavía es muy incipiente y parece realmente la única forma de reactivar la economía. Duque insiste en que la meta fijada de 35 millones de personas vacunadas para este año se cumplirá.

Otro de sus desafíos será lograr que empresarios y jóvenes crean en sus buenas intenciones, y que sus funcionarios puedan desarrollar exitosamente los programas.

Ante el panorama, empresarios como Cock sostienen que guardan la esperanza de que su negocio sobreviva, que las cosas mejoren y se pueda aportar generando más puestos de trabajo.

Lo que sería una buena opción para Sofía, quien asegura que si no encuentra una oportunidad en su país tendrá que buscarla afuera

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