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En el año corrido, el crecimiento de la economía se tasó en 3 % (igual cifra del segundo trimestre de 2019). En los servicios ha estado la clave del resultado, mientras a la industria le ha tomado más tiempo demostrar que puede ser el motor para un resultado mejor.
Para el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, este resultado, aunque está en línea con sus previsiones, todavía está “por debajo” de lo que se quiere tener: “La economía está rebotando y mejor de lo que mucha gente cree”, dijo, y advirtió que aún no se reconsidera la previsión de crecimiento de 3,6 %.
En el reflejo del primer semestre, publicado por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), actividades financieras van creciendo al 5 %, comercio al por menor, hoteles, transporte y restaurantes al 4,4 %, e información y comunicaciones, 4 % (ver Gráfico).
Para Ramón Javier Mesa, profesor de la Universidad de Antioquia, este dinamismo de los servicios refleja hacia dónde se está moviendo el mundo, pero Colombia está lejos de poder basar su economía en este segmento con calidad, teniendo como premisa el empleo formal y permanente.
“No es un sector de empleo masivo, predomina el trabajo por cuenta propia y son ocupaciones de naturaleza transitoria”, agregó Mesa.
En comercio y servicios públicos, salud y educación se concentra el 31,3 % del PIB, al alcanzar una cifra de 131,04 billones de un total de 417,75 billones de pesos que significó el indicador total entre enero y junio de este año.
Del otro lado, preocupa la construcción que sigue arrastrando el lastre que traía desde 2018, al cerrar con un -2,4 % a junio, principalmente por el mal comportamiento de las edificaciones residenciales y no residenciales (-7,2 %). Cuando se mira el segmento por separado, en el segundo trimestre, su recuperación solo alcanza el 0,6 %.
Para Luis Fernando Ramírez, vicerrector administrativo de la Universidad de la Salle, justamente este es “el gran interrogante del PIB”. El académico, además, presume que “el desempeño no alcanzará a recuperarse”, sobre todo si se tiene en cuenta la existencia de inventarios de vivienda para estratos 4 y 5. Aún así, hay una amplia expectativa del sector pues, según ha dicho Eduardo Loaiza, gerente de Camacol Antioquia, están dados los incentivos para que la actividad se recupere.
En el segundo trimestre la industria solo creció 0,6 % y en el corrido del año 1,7 %. Está entre los sectores de menos dinamismo, junto a las actividades agropecuarias que, entre enero y junio, también crecieron 1,7 %.
Mientras “la industria, el agro y la construcción no mejoren no veo avances y está lejos la proyección de Gobierno de crecer al 3,6 %”, dijo Ramírez, quien agregó que eso implica que la desocupación se mantendrá en la senda de dos dígitos lo que impactará el consumo doméstico.
Fabricación de muebles cayó 0,2 % y las actividades manufactureras con un menor ritmo fueron: refinación de petróleo y coquización (0,8 %), textiles y confecciones (1,1 %), y elaboración de alimentos y bebidas (1,5 %).
El resultado genera reclamos dados los incentivos que la Ley de Financiamiento le otorgó al sector privado y que iba a permitir la reactivación.
La explicación del presidente de la Andi, Bruce Mac Master, es que todo tiene un proceso: “Cuando tenemos una compañía y decidimos hacerla crecer es necesario definir el cómo, a qué mercados se va a llegar, en qué invertir, qué personas y cuántas contratamos para salir a vender”.
Sea como fuere, Mesa reseña además que hay una latente inquietud por “el deterioro del sector externo (...) la incertidumbre de la guerra comercial, entre EE.UU. y China, y los fuertes vientos de recesión mundial que nos pasan factura en las exportaciones, pese a la devaluación del peso”.
De hecho, Carrasquilla mencionó que la turbulencia internacional le está restando a la economía al menos un punto del PIB, pues se debería estar creciendo a un promedio de 4 % o 4,5%, y dio un parte de tranquilidad pues se goza con una política fiscal y sistema financiero fuertes, reservas, ahorros y líneas de crédito internacionales.
Al final, con todo esto, José Roberto Acosta, miembro de la Red de Justicia Tributaria, señaló que el Gobierno sigue siendo muy optimista sobre el final de este año: “Yo creo que no le queda otra alternativa que corregir esas metas, como ya lo hizo el Banco de la República y lo han hecho la mayoría de analistas internacionales (incluido el FMI), y esperar que en el año completo el país crezca (máximo) 3 %, yo lo mantengo en 2,9 %” .