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Que en menos de cuatro meses desde su posesión en el cargo el ministro de Hacienda, José Manuel Restrepo, lograra la aprobación de la reforma tributaria, es una hazaña.
Con ella se recaudarán 15 billones de pesos necesarios para las arcas públicas, especialmente para la financiación de programas sociales que se crearon durante la pandemia, pero no resolverá la incertidumbre fiscal de los años venideros.
La ley de inversión aprobada ayer por las plenarias de la Cámara y el Senado es apenas, según expertos, un “pañito de agua tibia” para resolver el problema de caja que tiene el país hoy, pero no soluciona los problemas de fondo que son la inequidad, la ineficiencia y la falta de progresividad de nuestro sistema tributario.
“Esta es una reforma que consiguió unos recursos para sobrevivir de aquí al 7 de agosto, pero me parece que el presidente Duque le trasladó el problema fiscal al próximo gobierno”, explica Jorge Coronel, economista y docente universitario.
Este no ha sido un problema únicamente del Gobierno actual, en las últimas dos décadas se han presentado en promedio una reforma tributaria cada tres años, sin que se cumpla con la transformación estructural del sistema.
Y eso lo han advertido tres comisiones creadas en los últimos seis años, que han estado dedicadas al gasto, los ingresos y los beneficios tributarios. Todas concluyeron que en Colombia hay un sistema regresivo e inequitativo.
“En este modelo no estamos cumpliendo con un principio constitucional que indica que a quienes tienen más, se les cobra más impuestos, y a quienes tienen menos, se les cobra menos”. Y es que según la Dian, el 1 por cada 10.000 habitantes más rico del país tiene una tasa de tributación inferior al promedio.
Pero más allá de cuántos impuestos se cobran y a quiénes, esa ley de inversión tiene otra arista: ni siquiera es suficiente para suplir las necesidades de gasto e inversión pública.
De hecho, si no fuera por los recursos que el Ministerio de Hacienda pudo capitalizar por la venta de ISA a Ecopetrol (14,2 billones de pesos), esta reforma sería insuficiente para tapar el hueco fiscal de este año.
De acuerdo con los cálculos de Luis Fernando Mejía, director de Fedesarrollo, el hueco fiscal es del 2 % del Producto Interno Bruto (PIB), lo que equivale a unos $20 billones, así que esta reforma tributaria (que recaudará 1,4 % del PIB) soluciona dos terceras partes de la necesidad de ingreso.
“Esta ley no resuelve todos los problemas pero es un paso importante para aumentar los ingresos del Estado de forma permanente; sin embargo, estimamos que el nuevo gobierno en su primer año deberá implementar una reforma complementaria”, dice Mejía.
En ese mismo sentido, la senadora María Emma Castellanos advierte que tampoco se le dio solución uno de los grandes problemas de las finanzas públicas colombianas: el endeudamiento, que ha llegado al 70 % del PIB, “lo cual pone en riesgo no solo la calificación soberana, sino los ingresos y las fuentes futuras de financiamiento”