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Analizar las cifras económicas que llegan desde Venezuela se ha vuelto un particular ejercicio toda vez que, entre otras cosas, existe una hiperinflación que este año incluso cerraría en 5.500 % según estima el Fondo Monetario Internacional (FMI). Pero la última noticia tiene que ver particularmente con el salario mínimo integral, que el régimen de Nicolás Maduro aumentó ¡177,7 %!
Con esta determinación alcanzó los 10 millones de bolívares (unos 3,5 dólares) que se desglosan en la subida del salario a 7 millones en esa moneda, así como del cestaticket socialista (o bono de alimentación) que escaló hasta los 3 millones, de acuerdo con Eduardo Piñate, ministro de Trabajo venezolano.
Una decisión que no significa mucho, más allá de un porcentaje de aumento con el que se busca ganar popularidad. “El poder adquisitivo no mejora en Venezuela con un aumento de salario en medio de un proceso hiperinflacionario, independientemente de la magnitud que tenga. Ya en el 2018 Nicolás Maduro ordenó un alza tan brusca, que generó una reducción en las escalas salariales incluso entre los militares”, explica Ronald Balza, decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab), del vecino país.
Añade que de acuerdo con cálculos de algunos sectores, el incremento no alcanza siquiera para adquirir dos docenas de huevos lo que “significaría que un trabajador que se comiera un huevo por día no podría alimentarse todo el mes con este salario”.
Entonces, en la práctica los venezolanos en general no tienen remuneraciones equivalentes a un salario mínimo así cuenten con un nivel de ingresos mayor, o más de un trabajo, anota Balza.
Atención🔵|| El tipo de cambio publicado por el BCV es el promedio ponderado de las operaciones de las mesas de cambio de las instituciones bancarias. Al cierre de la jornada del jueves 06/05/2021, los resultados son:#MercadoCambiario #BCV🇻🇪 pic.twitter.com/BtBWvZzbwr
— Banco Central de Venezuela (@BCV_ORG_VE) May 6, 2021
Alternativas
Mauricio López, director del Grupo de Macroeconomía Aplicada de la Universidad de Antioquia, asegura que aunque elevar los salarios en un período de alta inflación resulta necesario para intentar compensar la reducción del poder adquisitivo de los ciudadanos, no sirve de nada si no se acompaña de otras acciones que frenen el crecimiento desmesurado de los precios.
“Muchos países, ante situaciones similares a la que vive hoy Venezuela, han acudido a la dolarización, con lo cual detienen la inflación pero pierden autonomía monetaria. Algunos analistas hablan de la posibilidad que tiene el hermano país, no de dolarizar, pero sí de ligarse al peso colombiano”, adhiere López.
Entre tanto, el economista y docente de la Universidad Nacional, Raúl Ávila, reseña que en resumidas cuentas la situación de hiperinflación en Venezuela es tan crítica, que subir el mínimo integral 177,7 % no soluciona la pérdida de poder adquisitivo de los ciudadanos, quienes ven cómo día a día se encarecen los precios de los bienes y servicios.
Pero aun cuando parece que nada puede ser peor, hay otras cifras alarmantes. Antes de que empezara la pandemia, por ejemplo, el 44 % de los habitantes mayores de 15 años eran económicamente inactivos allí.
“El nivel de participación en la actividad económica de la población de Venezuela es el más bajo de la región, siendo Argentina el que se acerca más y Perú el más distante”, se lee en la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi), difundida por el Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales (IIES).
Con esta situación y un devaluado bolívar, cuya tasa de cambio es de 2.861.988,42 por dólar, López, de la U de Antioquia, postula que “el control gubernamental sobre los precios y un gran pacto nacional, resultan ser dos alternativas a las que Venezuela podría acudir en el corto plazo”.
En cualquier caso, dice Ronald Balza, hay otros factores a tener en cuenta de lo últimos años que han sumado a la dura situación, como la caída en los ingresos petroleros, la salida de empresas y trabajadores o los elevados costos de producción para las compañías que aún permanecen.
“El aumento del salario no es el que genera los riesgos macroeconómicos, es el manejo de la información y los recursos públicos y la tensión política tan fuerte”, concluye.