La producción nacional de gas ya no alcanza para cubrir la totalidad de la demanda interna, y esa escasez comienza a golpear con fuerza a la industria colombiana. Aunque muchas empresas cuentan con contratos en firme, su alta y constante demanda las deja en una posición vulnerable: no tienen asegurado el abastecimiento total y serían las primeras en enfrentar una suspensión del servicio en caso de un racionamiento o de coyunturas como el mantenimiento realizado a la planta de regasificación SPEC de Cartagena que se presentó este fin de semana.
Y es que el riesgo no es menor. Sectores clave de la economía como el cementero, siderúrgico, de refinación, alimentos y transporte, ya registran un aumento significativo en sus costos operativos, lo que amenaza la competitividad del país y alimenta la incertidumbre sobre la estabilidad del suministro energético en los próximos años.
De hecho, cuentas de la Asociación Colombiana de Grandes Consumidores de Energía Industriales y Comerciales (Asoenergía) arrojan que el precio del gas para el sector industrial pasó de 3,89 dólares por millón de unidades térmicas (MBTU) en 2020 a 6,75 dólares en 2025, un aumento del 32% en cinco años.
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Y el panorama a futuro no es más alentador. De acuerdo con la Encuesta de Opinión Industrial Conjunta (EOIC), realizada por la Andi junto con Acicam, Acoplásticos, Andigraf y Camacol, las empresas proyectan que en 2026 solo tendrán garantizado, en promedio, el 51,9% del gas que requieren para operar. Además, anticipan un incremento adicional de hasta el 50,8% en los precios.
Acero, preocupados por déficit y aumento del precio
El déficit para cubrir la demanda esencial e industrial, según el Gestor del Mercado de Gas Natural, podría alcanzar el 20% en 2026, un situación que ya tiene en alerta a algunos sectores productivos como el siderúrgico y el cementero.
Datos de Campetrol muestran que, de los 844,8 millones de pies cúbicos de gas por día (MPCD) que demandó el país en julio de este año, la industria fue el mayor consumidor, con 243 MPCD, es decir, representa casi el 30% del consumo. Le siguieron las generadoras térmicas (181 MPCD), la industria petrolera (139 MPCD) y el sector residencial (156 MPCD).
Datos de Campetrol muestran que, de los 844,8 millones de pies cúbicos de gas por día (MPCD) que demandó el país en julio de este año, la industria fue el mayor consumidor, con 243 MPCD. Le siguieron las generadoras térmicas (181 MPCD), la industria petrolera (139 MPCD) y el sector residencial (156 MPCD).
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Desde la Cámara Colombiana de Productores de Acero de la Andi ya han mostrado su preocupación, pues el acero colombiano se produce en hornos eléctricos que dependen del gas, por lo que este combustible representa alrededor del 10% del costo de transformación de productos como las varillas. Sin embargo, con las nuevas condiciones contractuales, prevén que este porcentaje podría duplicarse y superar el 20%.
Daniel Rey, director ejecutivo de la Cámara, comentó a EL COLOMBIANO que el precio en los procesos de comercialización del gas ha aumentado un 38% interanual entre 2024 y 2026.
“Nuestras proyecciones apuntan que, en 2026, si las condiciones regulatorias se mantienen, los contratos de gas para la industria podrían alcanzar los 22,3 dólares por millón de unidades térmicas británicas (MMBTU), frente a los 10,1 dólares por MMBTU actuales”, expresó.
Esto quiere decir, según Rey, que los precios del gas para el próximo año aumentarían 121%, una estimación mucho más pesimista que la arrojada en la encuesta de la Andi.
“Este incremento no es un desafío menor: combina factores regulatorios, logísticos y de mercado que ponen en riesgo la sostenibilidad y la competitividad de toda la industria siderúrgica colombiana frente a otros países”, enfatizó.
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Y es que los impactos que tendría que asumir la industria siderúrgica no son menores. Rey añadió que los costos por tonelada de acero subirán, elevando el costo total de operación y afectando el flujo de caja mensual.
“La producción nacional de gas natural no logra abastecer la demanda, lo que obliga a las empresas a comprar gas importado. A esto se suma que el gas disponible en el país se prioriza para la demanda esencial (hogares, refinerías y transporte), dejando a la industria dependiendo del gas importado con tarifas más altas”, explicó el dirigente gremial.
Añadió que estos costos energéticos más altos presionan los márgenes de ganancia, lo que puede obligar a revisar contratos o implementar eficiencias internas. “Algunas plantas podrían verse forzadas a reducir temporalmente su producción para contener gastos”, puntualizó Rey.
Cementeras reducen autogeneración por escasez y precios
La industria cementera es otra que también está sintiendo con fuerza el impacto. El gas natural representa una parte esencial de su matriz energética y de sus costos de producción.
Carlos Horacio Yusty, vicepresidente de la Regional Colombia de Cementos Argos, contó a este diario que han tenido que reducir la autogeneración de energía a gas en sus plantas de Toluviejo y Cartagena, debido a la baja disponibilidad y los altos precios del gas en el mercado.
“Esta situación nos ha llevado a depender más de la red eléctrica externa. Vemos con preocupación esta coyuntura, ya que el déficit de gas podría derivar en un racionamiento en el corto plazo”, señaló Yusty.
Y agregó que en Cementos Argos consideran que es “relevante el impacto que supone para nuestra industria la falta de este energético primario y amigable, habitual en nuestras operaciones cementeras, en especial en la zona norte del país”.
¿Trasladar la producción a otros países?
Este aumento en los costos y la incertidumbre sobre la disponibilidad del gas natural para las industrias configuran un escenario aún más desafiante.
Hace unas semanas, durante el foro Futuro del sector energético del Cree y Anif, Rodolfo Anaya, presidente del Grupo Vanti, advirtió que, ante la posibilidad de que los precios se dupliquen o incluso tripliquen el próximo año —pues gran parte del suministro provendría de importaciones—, algunas industrias ya evalúan trasladar su producción a otros países, mientras que otras contemplan volver a combustibles sustitutos como el carbón o el fueloil (derivado líquido del petróleo).
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“Por ejemplo, industrias que hoy compran gas a 9 dólares (por millón de BTU) podrían llegar a pagar 20 dólares, debido a que el 65% del suministro provendrá de importaciones, mientras que actualmente no usan gas importado”, explicó Anaya.
El presidente de Vanti estimó, por ejemplo, que su compañía perdería hasta el 15% de su demanda no regulada. “Hay algunos sectores que pueden trasladar su producción de Colombia a Perú”, anotó Anaya.
Añadió que si bien la gran industria no regulada enfrentará este nuevo incremento en los precios del gas en 2026, no se les podrá garantizar firmeza en el suministro, “porque ya estamos usando el gas de las plantas térmicas”.
En ese sentido, alertó que si el próximo año se presenta una hidrología crítica y las térmicas deben operar a máxima capacidad, “podríamos ver la necesidad de aplicar cortes temporales a la gran industria”.
El riesgo de volver a los fósiles
A la advertencia hecha por Anaya se suma lo revelado por la encuesta de la Andi. En el sondeo, los empresarios señalaron que, ante la falta de la totalidad del gas que requieren para operar, ya están evaluando diferentes alternativas para mantener su producción. El 79% de las empresas afirmó que recurrirá a combustibles sustitutos, el 21% planea importar gas y el 12% prevé reducir sus niveles de producción.
Asimismo, los principales sustitutos que están contemplando utilizar para suplir el suministro de gas son el gas licuado de petróleo o GLP (37,3%), energías renovables como la solar y/o térmica (21,6%), combustibles líquidos, mayormente diésel (19,6%), gas propano (19,6%) y el carbón (9,8%). También se mencionan otros como energía eléctrica, biomasa y biodiésel.
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Al respecto, en declaraciones pasadas, la presidente de Asoenergía manifestó que actualmente ya “hay un desinterés de la industria por el gas natural porque simplemente no existe posibilidad de planear expansiones”.
Agregó que, “por más de 15 años, se convenció a la industria de pasar al gas natural. Afortunadamente no cerraron las calderas a carbón y ahora están consumiendo el máximo de carbón posible, aunque suene ilógico en un proceso de transición energética”.
Alejandro Castañeda, presidente de la Asociación Nacional de Empresas Generadoras (Andeg), también alertó que cada vez más empresas industriales están preguntando por contratos de carbón, “porque no tienen certeza ni claridad sobre el panorama de gas hacia adelante”.
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Mantenimiento de SPEC: una señal de lo que podría venir
Este fin de semana se llevó a cabo el mantenimiento anual de la regasificadora SPEC, la principal planta de importación de gas del país, ubicada en Cartagena. Según informó el Ministerio de Minas y Energía, hasta ayer, 13 de octubre, las labores avanzaban con normalidad y registraban un 69% de ejecución.
Durante este periodo, el Gobierno ordenó priorizar la entrega del combustible a los usuarios esenciales y a las generadoras térmicas, lo que evidenció que el gas local disponible no alcanza para cubrir toda la demanda interna mientras la planta SPEC está fuera de operación.
En medio de la coyuntura, Ecopetrol actuó como salvavidas, al poner en el mercado 71 GBTUD de gas adicional como parte de un plan de contingencia, que incluyó la reducción temporal de la reinyección en algunos campos.
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Así las cosas, un mantenimiento preventivo como estos, que se realiza cada año, volvió a poner en evidencia la fragilidad del sistema de abastecimiento de gas natural en el país. Un eventual escenario de desabastecimiento —ante la insuficiente producción nacional y la dependencia de una sola regasificadora— tendría a la industria como la primera afectada, pues sería el primer sector en enfrentar recortes o interrupciones en el suministro.