Isagén estudia realizar cuatro proyectos hidroeléctricos en el Oriente de Antioquia: Palagua (98 megavatios), Nare (20 megavatios), San Bartolomé (50 megavatios) y Tafetanes (4,3 megavatios), para atender el crecimiento de la demanda.
Así le dijo a EL COLOMBIANO el gerente de la empresa de generación y comercialización de energía, Luis Fernando Rico, durante el segundo día del Congreso del Mercado de Energía Mayorista (MEM), en Cartagena.
De concretarse los proyectos con capacidad menor a 100 megavatios, el valor de la inversión será consolidado cuando se otorguen las licencias ambientales.
Luego de esa aprobación, y los ajustes a las regulaciones relacionadas con el cargo de confiabilidad (que ha mostrado anomalías en algunas generadoras, como el incumplimiento de Termocandelaria), comenzaría la fase de construcción y entrar a las próximas subastas (venta de emergía a futuro).
La compañía tiene también dos proyectos eólicos en La Guajira: Parque Eólico Guajira I, con una capacidad de 20 megavatios, que ya está licenciado, y que fue concertado con comunidades, y Parque Eólico Guajira II (376 megavatios), que está en una fase previa. “Ahora, el reto es empezar a a trabajar en la generación distribuida (autogeneración de los usuarios)”, dijo Rico.
Isagén reportó 2,7 billones de pesos en ingresos en 2016, 3 % menos que el año anterior cuando sumaron 2,8 billones. Esa reducción se explica por el impacto del Fenómeno del Niño.
¿Cuáles son los retos del sector?
“Necesitamos una política de Estado para su desarrollo. La hidroelectricidad, que es la base del sector eléctrico colombiano, se ha desarrollado casi que en forma espontánea.
En el peor de los escenarios, aún nos falta por desarrollar al menos el 80 % de la riqueza pero hay que hacerlo planificadamente, midiendo bien el recurso y optimizando su uso en las cuencas, y para eso necesitamos que el Estado lo administre.
El único inventario serio se hizo hace unos 40 años, del que salieron unos 90 mil megavatios, pero que se bajaron a unos 50 mil, porque a finales de la década de los 70 no había las consideraciones ambientales que se tienen ahora. Pero yo creo que la capacidad de Colombia es mucho mayor, porque en ese inventario solo se tuvieron en cuenta las centrales con más de 100 megavatios”.