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Con el análisis de la informalidad laboral, la incidencia de la pobreza, la sostenibilidad fiscal de la Nación, los efectos en el sistema de pensiones, el desempleo juvenil y la capacidad adquisitiva, iniciarán este viernes 3 de diciembre las negociaciones para definir lo que será el incremento del salario mínimo para 2022.
Así lo anunció el ministro de Trabajo, Ángel Custodio Cabrera, quien también señaló que se siente optimista ante el “buen ambiente” que hay para lograr un consenso. Y aclaró que esta vez el cronograma no será definido por el Ministerio directamente, sino que serán las partes de la mesa de concertación quienes lo decidan, en reuniones informales.
“Queremos que estos elementos los hablemos entre todos, lo que requiere de la participación de expertos sugeridos por centrales obreras, gremios y el Gobierno Nacional. De esa manera, tendremos una buena cantidad de insumos para tomar una buena decisión”, indicó Cabrera.
Asimismo, también será tenido en cuenta que el salario mínimo es un referente en otros conceptos legales, lo que significa que el monto se indexa y tiene efectos en otras actividades como sanciones, multas, costos laborales, efectos en las tendencias en la forma de contratación laboral, costo de materias primas e incidencia en la competitividad.
Un anuncio bien recibido
Tradicionalmente para la fijación del salario mínimo se analizan factores como la inflación, la Productividad Total de los Factores (PTF), el Producto Interno Bruto (PIB) y la contribución de los salarios al crecimiento.
Esta vez, dada la situación que atraviesa el país en materia de desempleo –aún faltan por recuperarse cerca de 500.000 empleos–, y una alta inflación –que llegó en octubre de este año a 4,58%–, entre otras cosas, se incluyeron otros parámetros que fueron bien recibidos por el movimiento sindical.
Francisco Maltés, presidente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), expresó a este diario que estas son variables que es deber incluir en la discusión.
“El Ministerio y los empresarios deben tener en cuenta la realidad económica que está viviendo el país. Tenemos un aumento en la pobreza y en la desigualdad. Según el Banco Mundial, somos el segundo país más desigual de este continente después de Brasil. Una de las formas de combatir esto es con más ingresos”, indicó.
¿Más voluntad política?
Percy Oyola, presidente de la Confederación General del Trabajo (CGT), dijo que se necesita de voluntad política para llegar a un acuerdo entre las partes: Gobierno, sindicatos y empresarios.
“Debemos rescatar el papel de la Comisión Permanente de Concertación de Políticas Salariales y Laborales, que ha tenido dificultades porque de las 24 oportunidades en que se ha debatido el salario, solo en ocho se ha logrado un acuerdo. Esperamos que haya una mejor voluntad tanto del Gobierno como del sector empleador”, anotó Oyola.
EL COLOMBIANO consultó a la Asociación Nacional de Empresarios (Andi) y la Federación Nacional de Comerciantes (Fenalco), al respecto, y desistieron de pronunciarse hasta que se sienten en la mesa.