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¡Pura nostalgia! El paisa que vende las maquinitas del ayer

Su emprendimiento lo empezó a los 15 años con una inversión de $200.000.

  • En Blue Panther, el negocio de Santiago Serna, se encuentran varias consolas clásicas, especialmente las de Nitendo. En la Comic Con lo reconocen por las maquinitas. FOTO carlos velásquez.
    En Blue Panther, el negocio de Santiago Serna, se encuentran varias consolas clásicas, especialmente las de Nitendo. En la Comic Con lo reconocen por las maquinitas. FOTO carlos velásquez.
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  • ¡Pura nostalgia! El paisa que vende las maquinitas del ayer
02 de octubre de 2022
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Muchos niños paisas en los años 80 —y 90— no tenían las consolas de videojuegos más populares de aquella época, eran costosas y sus familias no podían pagarlas. Por ejemplo, la Nintendo Entertainmen System (NES) fue lanzada para EE. UU. en 1986 con un precio cercano a los US$300. Claramente eran un bien de lujo, pero el mercado supo aprovechar a ese público insatisfecho y le dio la posibilidad de jugar por unas cuantas monedas.

A las tiendas llegaron unos aparatos altos, pesados, con un televisor incrustado, botones y palancas de colores, los costados estaban adornados con los personajes más reconocidos de Nintendo y rápidamente se convirtieron en un dolor de cabeza para las madres.

Era común gastarse la devuelta de los mandados insertando esas monedas en la maquinita para activarla. Mientras tanto, en las casas seguían esperando los encargos para el desayuno, el almuerzo o la comida y ya sospechaban cuál era la causa de la demora.

Casi todos los muchachos sabían que los esperaba un regaño, pero valía la pena enfrentarlo por el gusto de cinco o diez minutos pasando nuevos niveles, descubriendo trucos o superando a los demás vecinos.

La primera generación que disfrutó de esos aparatos quedó marcada con juegos como Super Mario Bros, Pac-Man, y Donkey Kong. Luego, evolucionaron las consolas y entonces se hicieron famosas otras entregas como Golden Eye, Mortal Kombat o Street Fighter.

Un mercado millonario

Poco a poco, las tendencias cambiaron, los jóvenes tenían más afinidad con la Internet y las maquinitas fueron retiradas de las tiendas. Sin embargo, muchas personas que las disfrutaron ya eran adultos con poder adquisitivo que nunca archivaron el amor por los videojuegos y eso lo saben bien las grandes corporaciones y los comerciantes.

De acuerdo con la consultora Newzoo, solo en 2021, este renglón del entretenimiento movió US$1.200 millones en Colombia y tuvo un incremento del 200% con respecto a las cifras de 2019.

A juicio de los expertos que se reunieron en la más reciente edición de Gaming & Technology GAT Expo, hay una masa de clientes activa en este país que ronda los siete millones de personas, pero el potencial puede ser hasta de 15 millones.

En Medellín hay un emprendedor que le apunta a ese mercado y ha logrado distinguirse entre las demás tiendas por ser el mercader de la nostalgia gamer, su local es un rincón para el recuerdo y ahí se pueden encontrar consolas y películas que ya se creían extintas.

Empresario espontáneo

Santiago Serna es el creador de Blue Panther, ese espacio en el que hay una oferta de consolas clásicas y modernas para todos los gustos, incluyendo las insignes maquinitas ochenteras. Aunque suene extraño, él descubrió que existen personas dispuestas a pagar por unos artefactos que, desde una óptica común, ya no tienen cabida en el mundo.

EL COLOMBIANO lo visitó para conocer la historia de su negocio y preguntarle qué tan bien se mueven las ventas de las maquinitas.

Relató que tuvo diversas consolas en su niñez y cuando completaba alguna película, buscaba con quien intercambiarla. Así fue identificando a una comunidad de aficionados que con gusto pagaría por prendas, figuras y pocillos.

Su emprendimiento arrancó en 2016 con una inversión de $200.000, ese capital lo utilizó para crear unos mugs con personajes de historietas, mangas o viedojuegos. Solo tenía 15 años cuando se aventuró a emprender, pero tenía buen criterio y recuperó muy rápido la inversión.

Tras un mes de haber iniciado con las ventas, ya contaba con el flujo de caja para alquilar un local pequeño y fue le metiendo más y más productos. Actualmente, su tienda exhibe 4.000 artículos y abarca el espacio de cuatro locales en el centro comercial La Gran Esquina, ubicado en San Juan con la Avenida 80.

Se convirtió en vendedor de consolas retro de una manera muy natural, pues tantos años intercambiando películas le abrieron ese mercado casi sin buscarlo. De un momento a otro, en sus vitrinas tenía toda clase de dispositivos clásicos: Game Boy, Nintendo 64, Game Cube, Play Station 1 y Super Nintendo, entre muchos más. Y si no está la que busca el cliente, él sabe como conseguirla.

Las maquinitas, un gancho

Los comerciantes del sector “friki” comprenden que la Comic Con Colombia es un espacio al que deben asistir si quieren ganar visibilidad y seguidores, es la meca del negocio.

Blue Panther ha logrado hacerse notorio porque en su estand hay un valor agregado: las maquinitas retro. Cuando los visitantes las ven, corren para mirarlas de cerca, tocarlas y jugar en ellas. Han sido la mejor manera para posicionarse como la tienda de las consolas old school.

“Las maquinitas no son nuestro fuerte, pero a los que les hemos brindado la experiencia nos recuerdan”, comentó Santiago. Nunca hay una de ellas disponible en las vitrinas para venta inmediata, se encargan con anticipación porque el cliente puede personalizarlas a su antojo, los juegos y los diseños exteriores van a gusto de cada quien. De hecho, también pueden acondicionarse para uso comercial.

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Cuántas se venden? Según el fundador de Blue Panther, pueden despacharse hasta 50 maquinitas en un año y, gracias a su alianza directa con el fabricante, los precios son competitivos: pueden ir desde un millón hasta cinco millones, dependiendo de las especificaciones.

Su propósito consiste en seguirse posicionando como el proveedor de las consolas y juegos del ayer, y las maquinitas son sus aliadas en ese camino

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