Desde hace poco más de un mes, entró en vigencia la tercera fase de reducción de la jornada laboral en Colombia, fijando el límite semanal en 44 horas, según lo establecido en la Ley 2101 de 2021.
Esta normativa planteó una disminución gradual desde las 48 horas, iniciada en 2023, sin afectar salario ni derechos laborales.
En este nuevo escenario, las empresas están explorando formas de optimizar tiempos, para cumplir con sus metas operativas, comerciales y de productividad, mediante modelos laborales más ágiles, y en este contexto, las tecnologías de automatización se perfilan como una alternativa viable, especialmente por su capacidad de generar victorias tempranas.
Carlos Segura, director de Trycore, compañía colombiana especializada en hiperautomatización de procesos empresariales, afirmó que “ante este panorama, el reto no es hacer más con menos, sino revisar qué tipo de actividades requieren la intervención humana —como la toma de decisiones, la generación de ideas y el fortalecimiento de las estrategias organizacionales—, y cuáles pueden ser apoyadas por tecnologías de automatización. Estas herramientas no buscan sustituir personas, sino reorganizar el tiempo y el esfuerzo hacia tareas de mayor valor agregado”.
La automatización ayuda a ganar productividad
Desde 2019, Gartner identificó la hiperautomatización como la tendencia tecnológica de la década, en la que en un ecosistema datos, plataformas, tecnologías y personas se articulan para mejorar la eficiencia sin sacrificar calidad ni bienestar. Este enfoque permite liberar a las personas de tareas operativas de bajo valor, alineándose con el espíritu de la ley: menos horas de trabajo, pero con mayor inteligencia organizativa e impacto.
Esta visión se alinea con el espíritu de la ley: garantizar que menos horas de trabajo no signifiquen menos impacto, sino más inteligencia organizativa.
Hoy, cerca del 40% de los empleos en entornos de oficina utilizan a diario aplicaciones basadas en modelos de lenguaje extenso (LLM), como ChatGPT o Gemini, en tareas como redacción, análisis o asistencia personal. Pero esto representa solo una fracción del potencial real de la inteligencia artificial.
Más allá del uso individual, su integración en procesos estructurados —como aprobaciones, validaciones o automatización operativa— permite transformar de fondo la forma en que las organizaciones operan. Según el PwC’s 2024 AI Jobs Barometer, los sectores que han avanzado en esta dirección están registrando un crecimiento de la productividad laboral casi cinco veces superior al promedio.
Tecnologías clave para automatizar sin perder calidad operacional la Automatización Robótica de Procesos (RPA) se enfoca en ejecutar acciones repetitivas y de alto volumen, como registrar facturas, copiar información entre sistemas, generar reportes o actualizar bases de datos sin intervención humana.
La Gestión de Procesos de Negocio (por sus siglas en inglés BPM), permite gestionar y optimizar procesos de negocio de forma integral: desde el diseño hasta la ejecución y supervisión. Con esta tecnología, una empresa puede mejorar flujos como la aprobación de solicitudes internas, la atención de reclamos o la coordinación entre áreas, con visibilidad completa de cada etapa.
La inteligencia artificial pontencia a las empresas
La inteligencia artificial permite ir más allá de lo repetitivo y ejecutar tareas que requieren análisis predictivo, categorización de datos, respuestas automáticas en lenguaje natural o incluso toma de decisiones basadas en patrones, como el análisis de riesgos o la priorización de solicitudes.
De acuerdo con Segura, un proceso básico de RPA puede implementarse en un lapso promedio de tres meses, permitiendo automatizar tareas manuales como la digitación de datos o la migración de archivos.
Además, como casos comprobados en la industria latina de banca, entidades ya han implementado soluciones basadas en inteligencia artificial en las que han aumentado la eficiencia en un 98% y reducido el trabajo repetitivo en un 100% en la gestión de embargos y desembargos, mediante una de las soluciones desarrolladas por su compañía. Estos avances tecnológicos coinciden con el escenario que plantea la Ley 2101 de 2021, donde la reducción gradual de la jornada laboral invita a repensar la eficiencia desde nuevas herramientas y enfoques organizacionales.
“Sin importar el sector, el área o el tamaño de la empresa, este tipo de tecnologías son completamente viables siempre que se parta de una comprensión profunda de las necesidades del cliente y de cómo esas necesidades se conectan con sus objetivos misionales”, afirmó Segura.
Agregó que “cuando además se consideran factores como la carga operativa y la madurez digital, logramos asegurar un retorno positivo de la inversión y una entrega de valor ágil, ajustada tanto al contexto de cada organización como a su presupuesto”.
Más avances tecnológicos
Paulo Secco, fundador y director de Mignow, resaltó que la transformación digital ya no es una opción, sino una necesidad para las empresas que desean mantenerse relevantes y competitivas en un mercado en constante disrupción. Pero la verdadera innovación requiere más que solo adoptar nuevas herramientas: depende de una base tecnológica sólida y, al mismo tiempo, de una gestión estructurada del cambio.
En el escenario actual — marcado por la necesidad de agilidad, eficiencia y resiliencia —, las empresas que logran integrar innovación tecnológica con gestión estratégica del cambio obtienen una ventaja competitiva significativa. Son variadas las plataformas que no solo optimizan las operaciones, sino que también crean la base para que las organizaciones lideren sus sectores, anticipen tendencias y se adapten con rapidez.
Rezagos en la reducción de la jornada laboral
La Ley 2101 de 2021, sancionada durante el gobierno de turno, estableció la reducción gradual de la jornada laboral en Colombia de manera independiente a la reforma laboral actualmente en discusión. Su implementación sigue un cronograma definido que avanza hacia las 42 horas semanales en 2026.
Esta implementación de ley plantea una oportunidad real: no trabajar más, sino trabajar mejor. Y para lograrlo, tecnología y estrategia ya no son opcionales, sino complementos inevitables.
No obstante, un estudio divulgado hace poco por la Federación Colombiana de Gestión Humana (Acrip), mostró que el 40,8% de las empresas en Colombia mantienen una jornada de 46 horas semanales de seis días de la semana, lo que representa un alto porcentaje de organizaciones que aún no adoptan las disposiciones de la Ley 2101 de 2021 de reducción de jornada laboral.
El sondeo, que consultó a más de 170 empresas de todos los tamaños en 26 departamentos del país, también reveló que un 20,1% de las organizaciones también tiene jornadas de 46 horas, pero en cinco días de la semana, mientras que solo el 13% ha alcanzado la meta de 42 horas semanales en 5 días, que ya deberían tener todas las empresas según las disposiciones de la Ley.
Desde el gremio se anotó que los datos evidencian un rezago significativo en la implementación de la Ley 2101 de 2021 por parte de las empresas, lo que puede significar que aún no encuentran las estrategias adecuadas para mitigar el impacto a la productividad que esta reducción puede conllevar.