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Hasta hace un par de meses las gigantes tecnológicas como Google, Twitter, Amazon, entre otras parecían compartir la convicción de que el trabajo en casa había llegado para convertirse en la modalidad predominante, sirviendo incluso como referente para las decisiones de otras empresas en todo el mundo respecto a cómo reacomodar su estructura organizacional de acuerdo a los cambios que trajo la pandemia.
Sin embargo, las decisiones anunciadas recientemente sugieren no solo que dicha convicción ha ido cambiando, sino que el concepto de flexibilidad laboral que manejan dichas compañías tiene marcados matices.
Los empleados de Google recibieron hace un par de semanas un correo de la jefa de recursos humanos, Fiona Ciconni, en el que les anunciaba que el regreso a la presencialidad será a partir del 1.° de septiembre, y en adelante quien desee trabajar desde su casa por un periodo superior a 14 días deberá realizar una solicitud formal.
No se trata solamente de Google; las empresas de Silicon Valley parecen tener ahora más claro el panorama y ciertamente es diferente al que plantearon varios de sus líderes el año pasado.
Por ejemplo Jack Dorsey, cofundador de Twitter, dijo hace 11 meses que los empleados de la compañía podían trabajar en casa “para siempre”, pero recientemente Twitter aclaró que el modelo hacia el cual se dirigen es uno “híbrido” en el que definitivamente se hace necesaria la presencia de sus empleados en las oficinas al menos una fracción de tiempo.
Microsoft, por su parte, planteó que en el futuro sus trabajadores laborarán de manera remota “menos del 50 %” del tiempo. Una declaración ambigua que abre incluso la posibilidad a que dicha empresa retorne prácticamente al modelo tradicional de presencialidad.
¿A qué se debe el cambio?
Amazon, que fue mucho más claro acerca de su intención de que su modelo pospandemia sea básicamente igual a lo acostumbrado, arrojó luces que podrían explicar el cambio de opinión de las empresas de Silicon Valley.
“Nuestro plan es volver a una cultura centrada en la oficina como estándar. Creemos que nos permite inventar, colaborar y aprender juntos de manera más efectiva”, manifestó la compañía de comercio electrónico.
Y es que si bien las firmas aprendieron a funcionar de manera remota, por la obligación de hacerlo, una vez reabiertas las oficinas hay una serie de situaciones que muchos empleadores y líderes de organizaciones parecen no haber contemplado cuando respaldaban las bondades del trabajo a distancia.
El director ejecutivo de IBM lo planteó hace un mes cuando la compañía anunció su nuevo modelo de trabajo que consiste en que al menos el 80% de su personal trabaje máximo tres días a la semana desde la oficina.
“Cuando la gente trabaja en remoto, me preocupa cuál será su trayectoria profesional”, dijo el director ejecutivo de IBM, Arvind Krishna.
Krishna complementó su preocupación señalando que si los empleados quieren “convertirse en gerentes, si quieren tener cada vez más responsabilidades o si quieren construir una cultura dentro de sus equipos, ¿cómo vamos a hacerlo de forma remota?”, cuestionó.
Manuela Uscátegui, mágister en gestión humana en la Externado y asesora en transformación organizacional, sostiene que es “comprensible las reticencias de las organizaciones respecto a cómo proceder en el marco de la reapertura y retorno gradual a la presencialidad”.
Según Uscátegui, es un buen síntoma que las compañías estén pasando a temas de fondo, ya que durante todo el año pasado las preocupaciones sobre el trabajo remoto se centraron en aspectos más operativos (conectividad, horarios, etc).
“Estamos entrando a discusiones sobre cómo fortalecer los procesos creativos, la cualificación de los colaboradores o redefinir las pautas de relacionamiento entre los integrantes de una organización. Eso es algo que toma tiempo, aunque claramente las firmas que tenían tarea adelantada explorando modelos colaborativos y de autoorganización llegarán más rápido a ese cambio pospandemia del que tanto hablamos”, dice.
Lo cierto, según señaló a la BBC el profesor de la Escuela de Negocios de Harvard, Prithwiraj Choudhury, compañías como las gigantes tecnológicas de Silicon Valley, que ya incluso mucho antes de la pandemia habían puesto en marcha experiencias de trabajo remoto, no querrán perder su posición de pioneros de estos modelos y mucho menos arriesgarse a una fuga de talento cerrando la puerta a la flexibilidad, mientras que muchas otras organizaciones están dispuestas a cumplir con los deseos de los trabajadores que parecen cada vez más reticentes a permanecer en las oficinas.
Resolver entonces cuáles son las reglas de juego que se acomodan a las necesidades de cada organización serán, en concepto de Carolyn Everson, vicepresidenta global de ventas de Facebook, el principal acertijo de los próximos meses, eso sí, sin pensar en los viejos modelos como una posibilidad.