Absurdo que en las riberas del río Medellín funcionen escombreras. Estas se convierten en verdaderas bombas de tiempo por el peso de sus materiales y la falta de un mantenimiento técnico. El campanazo, que por fortuna para los habitantes del Valle de Aburrá, sucedió en pleno verano, (20 de abril pasado) lo dio una escombrera de Caldas, la cual se desplomó y terminó taponando el cauce del río. Hasta hoy, luego de gastos millonarios, el problema no está resuelto del todo. Solo en Caldas, debido a esta emergencia, se ordenó a 80 botadores de escombros dejar de recibir los mismos.
Pico y Placa Medellín
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