Accidentalidad y muerte no pueden ser una constante en la minería artesanal e irregular que se practica, por lo general, en apartadas regiones del país donde el control oficial es casi nulo. Lamentable el episodio ocurrido en Tarazá en el que cuatro barequeros murieron y siete más resultaron heridos al desprenderse una pared de tierra que socavaban para tratar de extraerle alguna pizca de oro. Hace dos meses, en Cundinamarca, en una mina artesanal los muertos fueron 11. Primero la vida, más cuidado señores.
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