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Escuchar los colores y otros sentidos del arte cíborg

Neil Harbisson fue la primera persona en ser reconocida como uno por un gobierno. Esta es su historia.

  • El artista tiene 36 años y estudió composición musical experimental en Dartington College of Arts. FOTO cortesía gfacct
    El artista tiene 36 años y estudió composición musical experimental en Dartington College of Arts. FOTO cortesía gfacct
14 de noviembre de 2020
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Vestirse un día de do mayor. O elegir la ropa que suena como su canción favorita. ¿Cómo escuchar los colores? Esa fue la pregunta que se hizo el artista británico Neil Harbisson, quien nació con acromatopsia, una condición que solo le permite ver en escala de grises. Es conocido, además, por ser la primera persona en ser reconocida como un cíborg, alguien que tiene elementos cibernéticos añadidos a su cuerpo, por un gobierno: el británico.

Neil se convirtió en uno en 2003, cuando estudiaba composición experimental y le pidieron usar la tecnología para crear una obra. Así que creó un software, con ayuda de un colega, que le permitiera escuchar los colores mediante un chip implantado en su cráneo. Lleva una antena por encima de su cabeza desde ese año.

Es activista del arte cíborg junto a su compañera Moon Ribas, quien también es cíborg reconocida por el gobierno británico (ver Para saber más). Neil y Moon fueron invitados al Gran Foro Mundial de las Artes, Cultura, Creatividad & Tecnología (Gfacct), que se está celebrando desde Medellín hasta el 16 de noviembre.

En su conferencia explicaron que mezclar organismos y tecnología se puede hacer con muchos fines: “Hay quienes usan esa unión para hacer superhumanos y los que la usan para hacer transespecies. El arte cíborg, precisamente, piensa en la transespecie como la posibilidad de diseñar sentidos nuevos”, dijo Neil desde el laboratorio de la Cyborg Foundation, ubicado en Barcelona, España.

En ese lugar es donde médicos cirujanos anónimos hacen los procedimientos a las personas que quieren añadirse un nuevo sentido. Son anónimos porque los comités de bioética internacionales no aceptan como un procedimiento ético el hecho de que las personas añadan elementos cibernéticos para experimentar sensaciones nuevas. Esa es la razón de ser de su Fundación.

A Neil Harbisson no lo inspiraron personajes de la ficción como el Doctor Octopus, un villano miope que añade a su cuerpo tentáculos y aparece en las películas de Spiderman, ni los X-Men. Cuenta que los documentales de animales fueron suficientes para que naciera en él la curiosidad por los sentidos. En entrevista con EL COLOMBIANO contó a profundidad sobre el proceso de convertirse en cíborg y las diferencias de su arte con otros proyectos que quieren crear superhumanos.

¿Cómo fue el proceso para desarrollar la antena?

“Estaba estudiando composición experimental y ahí nos pidieron usar tecnología en el arte. Eso se estaba haciendo hace décadas. Primero se me ocurrió un instrumento musical que permitiera crear música a través de colores, pero decidí crear la antena. Me inspiré en la teoría desarrollada por Isaac Newton, que sugiere que cada color del arcoiris corresponde a una nota musical. El color y el sonido tienen en común que son vibraciones, solo en el tiempo de Newton no se podía demostrar. Ahora podemos saber que el rojo vibra a fa. Lo hice en 2003 con un amigo de Inglaterra y fue muy difícil conseguir un médico que me hiciera el procedimiento. Ya con la antena puesta no creé música electrónica sino que creé a un músico electrónico”.

¿Cómo se ha abierto su mundo con la antena?

“Con el tiempo aprendí los nombres de los colores. La antena percibe colores que son invisibles para la mayoría de humanos. Puede percibir alarmas o rayos ultravioleta, así que sé cuándo es buen día para tomar el sol. Me ha dado habilidades que antes no tenía. Ahora tengo cuatro chips: uno con el software, dos para sujetar la antena y el cuarto me permite tener conexión a Internet para recibir colores. En cada continente hay una persona con una app, por medio de la cual puede enviarme colores. También puedo percibir los colores que hay en el espacio por medio de conexión a la Estación Espacial Internacional. Creo que la conexión a Internet se convertirá en un sentido y que en el futuro podremos ser senstronautas: sentir el Espacio sin tener que salir de la tierra”.

¿Qué piensa del proyecto Neuralink, de Elon Musk, que busca conectar el cerebro a un computador?, ¿también quiere crear cíborgs?

“Para nosotros no tiene nada que ver con nuestros objetivos, porque los transhumanistas lo que quieren es crear superhombres con superpoderes, en ocasiones transespecie no es mejorar el humano. El transhumanismo pone al ser humano en el centro del mundo. Los transespecie ponemos la especie en el centro del mundo, queremos sentir los elementos naturales que nos rodean. Todos los órganos que creamos son para sentir elementos naturales que existen a nuestro alrededor pero no podemos sentir. No vemos al humano como superior a otras especies y crear nuevos órganos y sentidos no nos hace inferiores o superiores. Creo que la diferencia es que no hay en nuestra visión jerarquía ni evolución vertical. El mundo transespecie es horizontal y no es nuestro objetivo crear algo super. En el caso de Neuralink, para empezar, lo que ya no me gustó, es que Elon Musk no se lo implantase a sí mismo. Si creas algo por qué se lo implantas a un cerdo. Lo encuentro un disparate. Nosotros nunca crearíamos un órgano para implantarlo a otra especie a ver cómo va. Si creas algo te lo implantas tú, al menos lo hubiera visto interesante si se lo hubiera implantado a sí mismo. Hay dos tipos de implante: los que van del cuerpo a la máquina o los que te permiten percibir cosas externas. Nosotros creemos en los que nos permiten percibir cosas externas no en los que van del cuerpo a la máquina”.

¿Qué otros órganos

se ha implantado?

“Tengo un implante en la rodilla para percibir dónde está el norte, un sentido del tiempo que es un punto de calor que cada 24 horas le está dando vuelta a la cabeza, entonces si lo siento aquí son las 12 en Londres, aquí en América. Hemos creado dientes, uno que cuando hago clic se envía una vibración a la boca de Moon Ribas, entonces ella me puede enviar otra vibración, los dos sabemos el código morse, entonces podemos comunicarnos, y otro diente de luz que te permite crear bioluminiscencia. Nosotros los humanos no tenemos esa posibilidad”.

¿Qué riesgos hay de

tener un chip conectado

a Internet?

“Ahora mismo estamos viendo que muchos dependemos de Internet, el virus nos mostró eso. Así que si tenemos chips con Internet el riesgo es que puede haber un caos mayor, podemos tener un virus informático, no orgánico, como el de ahora. Esta pandemia nos hizo pensar qué pasaría si el virus fuera cibernético. Recuerdo que una vez me hackearon. Me enviaron colores sin permiso y fue muy malo, yo hubiese denunciado la situación, pero es que aún no hay leyes para proteger a los cíborgs”..

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sentidos nuevos se ha añadido Neil con ayuda de la tecnología.

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