El Hospital Universitario Vall d’Hebron ha trasplantado, por primera vez, un pulmón mediante una técnica mínimamente invasiva, que consiste en el uso de cirugía robótica. El otro hito de esta intervención es que se ha encontrado una nueva forma de acceder para extraer los pulmones enfermos e introducir los pulmones nuevos.
Esta vía de acceso se creó en la parte inferior del esternón, mediante una incisión de ocho centímetros, justo por encima del diafragma. De esta manera se evitó hacer una gran apertura, separando costillas y abriendo el tórax, algo que hasta ahora era la única opción disponible.
Esta operación pionera se realizó en un hombre de 65 años que necesitaba el trasplante de un pulmón a causa de una fibrosis pulmonar y se consiguió gracias a la intervención multidisciplinaria de profesionales.
El trasplante pulmonar consiste en sustituir uno o dos pulmones enfermos por otros de sanos. En general, esto pasa cuando hay una enfermedad que comporta una insuficiencia respiratoria crónica grave y progresiva. Los trasplantes pulmonares se iniciaron, en 1981, en California.
Esta innovación solo tiene un precedente en los Estados Unidos, en el Hospital Cedars-Sinai de Los Ángeles. En ese caso, el centro norteamericano utilizó el año pasado, por primera vez, la cirugía robótica en una parte del trasplante de pulmón, en el momento de suturar el pulmón nuevo a la vía aérea y a los grandes vasos del receptor, pero el resto de la operación se hizo de manera tradicional y la introducción del pulmón se hizo, como siempre, entre las costillas.
La xifoides es una pequeña extensión cartilaginosa de la parte inferior del esternón. Así, los cirujanos hicieron manualmente una incisión de ocho centímetros en la piel por debajo de la xifoides y por encima del diafragma, y en el agujero abierto colocaron un separador de partes blandas, una sencilla herramienta de plástico que permite mantener la incisión abierta y limpia durante la operación para sacar y meter los pulmones.
La piel es muy elástica, con lo cual, los ocho centímetros son suficientes para que pasen los órganos, a diferencia de la incisión entre las dos costillas habitual en los trasplantes, que no es elástica. A partir de aquí, la operación fue totalmente robótica: se introdujeron cuatro brazos del robot Da Vinci por cuatro pequeños orificios (de 8 a 12 milímetros de ancho) que se hacen en diferentes partes del tórax.
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El cirujano torácico se sienta en la consola y mueve los brazos mediante cuatro palancas de control: una palanca mueve un brazo que separa delicadamente el corazón del pulmón, para que no dificulte la operación de salida y entrada de los pulmones; dos brazos llevan las herramientas quirúrgicas como por ejemplo bisturíes y pinzas, mientras que el último brazo incorpora una cámara que permite al cirujano tener una visión en tres dimensiones del interior del cuerpo.
El robot Da Vinci permite un trabajo de gran precisión, ya que ofrece una amplia visibilidad y más grados de libertad en los movimientos. Se pueden realizar incisiones mínimas, menos invasivas y precisas, y elimina el temblor de las manos o los movimientos involuntarios, y también el cansancio postural en las intervenciones largas.
Así, una vez separado el pulmón del corazón, mediante los brazos robóticos, el pulmón enfermo fue extraído por la herida subxifoide. Y por la misma incisión se introdujo el pulmón nuevo, que se unió al cuerpo utilizando los brazos robóticos.