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¿Qué puedo hacer por mi bienestar?

Cuidar de uno mismo. Ser consciente de hacerlo es fundamental. Expertos comparten algunas claves para encontrar el bienestar individual.

  • Ser consciente del autocuidado es fundamental para alcanzar el bienestar individual. Foto: Shutterstock
    Ser consciente del autocuidado es fundamental para alcanzar el bienestar individual. Foto: Shutterstock
17 de julio de 2017
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Pasa que algunas veces tenemos tiempo para todo menos para nosotros mismos. Pasa que nos convertimos en los mejores consejeros y nos dedicamos a solucionar los problemas de los demás, pero nos olvidamos de nosotros, de nuestro bienestar. Generalmente estamos supliendo las necesidades de otros: tengo que actuar como me quiere ver mi jefe, como me quieren ver mi esposo, mis amigos, mis hijos, y es ahí cuando descuidamos eso que nosotros somos realmente. Surge entonces la pregunta: ¿qué puedo hacer por mí? La respuesta es contundente: mucho más de lo que imagina.

Desde el nivel físico, la autogestión en salud es muy sencilla: hábitos sanos de vida, buena alimentación, buen dormir y actividad física, entre otras acciones evidentes que tienen que ver con las necesidades básicas.

Desafortunadamente, en un segundo plano, está lo que proporciona un bienestar emocional. Eso que lo hace a uno auténtico, distinto a lo que pueden cubrir otras personas, aquello que solo yo puedo hacer por mí.

Según explica la psicóloga Ana María Vásquez, lo primero, el punto de partida, es ser conscientes de que necesitamos más tiempo para cuidarnos más.

“Lo que ocurre es que confiamos muy poco en nosotros mismos, sin embargo, creo que cada persona puede tener los recursos psicológicos y emocionales para poder encargarse un poco más de sí misma”, señala.

En este orden, priorizar es fundamental. Evaluar nuestra vida. Tal vez le dedico mucho al trabajo, a responder correos, a los deberes de casa, a contestar llamadas y no estoy separando tiempo de calidad conmigo misma.

Eso varía en cada persona porque esa autenticidad, lo que nos hace diferentes, no es estándar. Hay quienes encuentran mayor bienestar en tener un momento de soledad o en leer un libro. Otras, por ejemplo, lo encuentran en el compartir con otros, salir a una fiesta. Cada quien debe identificarlo y dedicar un espacio a las actividades que le den bienestar.

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Hay herramientas que nos ayudan a tener más conciencia de sí, no solo corporal sino también emocional. Alternativas que permiten llegar a un mismo objetivo: aquietar, serenar y centrar. Conectarse más con la naturaleza funciona muy bien. Viajar, conocer otros lugares, otras personas es importante. Cada uno, desde su sistema de creencias, queriendo ir más allá de la religión, podría hacer muchas cosas para ayudarse. Están todas las técnicas orientales, como el yoga, pilates, tai chi y todo lo que nos permite una concentración mayor, una conexión interior. También hay retiros espirituales, grupos de relajación o de caminatas. Está la posibilidad de consultar a un bioenergético o acudir a un psicólogo. Todo lo que lleve a centrarse en uno mismo y a disfrutar de la esencia propia sirve.

“La medicina alternativa tiene como objetivo reunir lo mejor de todas las propuestas terapéuticas, desde las más antiguas hasta las más modernas, para armar un mapa multidimensional y así ayudar a que el paciente primero recupere la fe, y luego, la motivación y el poder de realización. Técnicas, tantas como quisiéramos mencionar aquí, serían válidas, sin embargo, antes de todo se trata de encontrar la esencia, la raíz”, explica el bioenergético Hernán Darío Carvajal.

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La psicología, advierte la especialista Vásquez, no se aleja mucho de los principios de la bioenergética, porque ambos trabajan bajo un supuesto que es clave: lo que le acontece al alma, le acontece al cuerpo. “Tener un espacio psicoterapéutico es un regalo grande para uno mismo. Un espacio que uno se regala para pensarse, para tomar conciencia en la compañía de otro. Puede ser cuando se identifica que algo está mal o simplemente cuando hay algo en lo que se quiere reflexionar. No siempre se va al psicólogo porque se tiene un problema”. En realidad, lo que nos debería mover para ir a un espacio psicoterapéutico es la voluntad.

Es tiempo de pensar, de hacerse preguntas que, aunque confunden, son necesarias: ¿qué me apasiona?, ¿qué me pone a vibrar? Hay que tomárselo con calma y pensar. Indagar sobre lo que se quiere y cómo se quiere: ¿qué me hace feliz, qué es eso que me hace sentir pleno? Y hacerlo.

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